Mientras en tu ciudad los granizos amenazan con romper los cristales de tu ventana, aquí la lluvia me invita a recordarte. Y me preguntas, y te pregunto... ¿Por qué la lluvia me pone tristona? ¿Me quieres? ¿Dónde guardas este amor? ¿En la rutina de un día? Y no conforme con tus respuestas, te pregunto más, ¿Sufre el alma o sufre el cuerpo? ¿Donde se guarda el dolor? ¿En el estómago? ¿En el corazón? ¿En el cerebro? Y tú sigues respondiendo, será por la lluvia, será por el granizo, será por que sí... Será que el universo es imposible de abarcar...
Solo yo me respondo.