lunes, 28 de septiembre de 2009

Grazia Deledda

Es considerada una de las más importantes escritoras italianas de principios del siglo XX. Es la única mujer italiana que ha recibido el Premio Nobel de
Literatura, en 1926. Alejada de las corrientes literarias en boga, su obra que fue muy extensa, aborda los conflictos entre pasión y razón, con toques místicos. Sus libros más conocidos son: Narraciones sardas (1893), Cenizas (1904), y Elías Portolu (1906). (1)


La narrativa de Grazia Deledda se basa en vivencias poderosas de amor, dolor y de muerte sobre las que planea el sentido del pecado, de la culpa, y la conciencia de una inevitable fatalidad.
Se ha considerado que estaba muy influenciada por el
verismo de Giovanni Verga pero también a veces, por el decadentismo del que es representante Gabriele D'Annunzio, además de por León Tolstoi.
En las novelas de Grazia Deledda siempre hay un fuerte vínculo entre lugares y personas, entre los estados de ánimo y el
paisaje que se representa, que es el de su áspera Cerdeña natal, que sin embargo no aparece siguiendo los esquemas tópicos veristas regionales ni tampoco con la fantástica coloración que utiliza D'Annunzio, sino que se reviven a través de los mitos.
La crítica ha encasillado su obra en uno u otro -ismo: regionalismo, verismo, decadentismo... Algunos críticos sin embargo prefieren reconocerle, como es de ley para los grandes autores, una poética propia y original, en tanto en cuanto se halla perfectamente integrada en el contexto del
Siglo XX europeo, en la que todo aparece sin que llegue a pertenecer a ningún movimiento en exclusiva. (2)
Información tomada de: (1) Mujeres de hoy
(2) Wikipedia

"Cenizas" (fragmento)
" Eran todos - dice - hombres valerosos, hábiles, dispuestos a todo, que sabían despreciar la muerte. ¿Crees tú acaso que todos los bandoleros son malos? Te engañas, hija mía; son hombres que se ven obligados a mostrar su valor, nada más que eso. Mi marido solía decir: En los tiempos antiguos los hombres iban a la guerra, ahora no hay guerras, y los hombres siguen con necesidad de luchar; por eso se ejercitan en actos de violencia, rapiñas y otros excesos, no por hacer mal, sino para hacer alarde, sea como sea, de su valor. "
Tomado de El Poder de la Palabra

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