domingo, 17 de mayo de 2009

REPORTAJE: Una vida que no tiene repuestos

Por JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS - Madrid - 18/05/2009

La claridad y su apuesta por las emociones consiguieron que los lectores se identificaran masivamente con la obra del autor de 'Poemas de la oficina'


"La vida es una máquina / para la que no hay respuestas / ni repuestos". Eso dicen unos versos de Máquina, un poema incluido en Testigo de uno mismo, el último libro de Mario Benedetti, publicado pocos días antes de su muerte y lleno, no ya de versos finales sino, como decía él mismo, gran futbolero, de "versos semifinales".
Puede que Benedetti supiera más de repuestos que de respuestas. De hecho, uno de sus muchos primeros trabajos lo consiguió en una empresa de recambios del automóvil. Recaló en ella después de dejar colgado el bachillerato y de pasar por el Liceo Alemán de Montevideo. También después de pasar penurias porque un falso amigo estafó a su padre, químico, vendiéndole una farmacia vacía. Fue en Tacuarembó, la capital del estado al que pertenece Paso de los Toros, el pueblo en el que nació Mario Benedetti en 1920.
En 1945 publicó su primer libro, La víspera indeleble, un poemario que nunca quisó reeditar. Contaba Benedetti que su visión de la lírica cambió al descubrír en Buenos Aires la poesía "sencilla y clara" de Baldomero Fernández Moreno. Hasta entonces, la poesía que se escribía en el Río de la Plata estaba tejida con un léxico de importación: "Los poemas estaban llenos de corzos y gacelas. Animales que aquí no hay", recordaba el autor de Poemas de la oficina (1956).
Puede que éste sea el libro en el que aparece ya madura la voz del Benedetti más conocido: sencilla, irónica, sentimental, como dicha en medio de una conversación. En un tiempo en el que la poesía parecía hecha para ser declamada engolando las esdrújulas en un campo de fútbol, el escritor uruguayo se unía al tono cercano de Nicanor Parra y Ernesto Cardenal. De esa pasta están hechos títulos como Noción de patria (1963), Poemas de otros (1974), Cotidianas (1979) y El olvido está lleno de memoria (1995). Esos libros le valieron en 1999 el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el más importante del género, pero, sobre todo, le valieron el fervor de un público que se identificaba con poemas amorosos como Corazón coraza, Hagamos un trato o Táctica y estrategia. Las canciones de Daniel Viglietti o Joan Manuel Serrat y un filme como El lado oscuro del corazón, de Eliseo Subiela, no hicieron más que multiplicar la fama del poeta más popular de América Latina después de Neruda.
Además de poesía, Mario Benedetti escribió de todo: artículos de periódico, ensayos, teatro y narrativa. En 1960 publicó La tregua, una novela adaptada para el cine por Sergio Renán que en 1977 optó al Oscar que terminaría llevándose Amarcord.
Su compromiso con la izquierda uruguaya le costó, tras el golpe de Estado de 1973, un exilio que le llevó a Cuba y de allí a España, después de ser expulsado de Perú por un policía que se quedó dormido mientras él hacía las maletas y, de paso, se deshacía de documentos comprometedores. Al despertar sólo acertó a decir: "Por favor, no se lo diga a mis jefes". Mario Benedetti tardó 10 años en volver a Uruguay. Hacía ya tiempo que había escrito que su noción de patria era "la urgencia de decir nosotros".


Fuente

BENEDETTI: El gran cronista de los sentimientos

Por José Saramago 18/05/2009

La obra de Mario Benedetti, amigo, hermano, es sorprendente en todos los aspectos, ya sea por la extensión en la variedad de géneros que toca, ya sea por la densidad de su expresión poética como por la extrema libertad conceptual que usa. El léxico de Benedetti ha ignorado deliberadamente la supuesta existencia de palabras "poéticas" y de otras que no lo son. Para Benedetti, la lengua, toda ella, es poética. Leída desde esta perspectiva, la obra del gran poeta uruguayo se nos presenta, no sólo como suma de una experiencia vital, sino, sobre todo, como la búsqueda persistente y lograda de un sentido, el del ser humano en el planeta, en el país, en la ciudad o en la aldea, en su casa simplemente o en la acción colectiva. Son muchas las razones que nos llevan a la lectura de Benedetti. Tal vez la principal sea ésa, precisamente: que el poeta se ha convertido en voz de su propio pueblo. O sea, en poeta universal.

Fuente:

Fallece el escritor Mario Benedetti a los 88 años

Fuente: http://www.elmundo.es/


El escritor uruguayo, que arrastraba un delicado estado de salud, ha muerto en su casa, según fuentes próximas a su familia.




El escritor uruguayo Mario Benedetti (Paso de los Toros, Uruguay, 1920) ha muerto este domingo en Montevideo a la edad de 88 años, informaron fuentes próximas a su familia.
Benedetti, que arrastraba un delicado estado de salud, estaba en su domicilio de la capital uruguaya en el momento de morir. El escritor había sido ingresado cuatro veces en el último año. La última vez fue el pasado día 6: Benedetti recibió el alta tras 12 días ingresado por una dolencia intestinal.
Poeta, narrador, dramaturgo y ensayista, el escritor uruguayo deja tras de sí más de 80 obras. Novelas ('La tregua', 'Gracias por el fuego', 'El cumpleaños de Juan Angel'), poemarios ('Sólo mientras tanto', 'Poemas de la oficina', 'Viento del exilio') y cuentos ('Montevideanos', 'Recuerdos olvidados', 'Despistes y franquezas'), marcados por el amor, la solidaridad y, a medida que pasaba el tiempo, por la muerte.
Su última obra publicada, el poemario
'Testigo de uno mismo', fue presentada en agosto del año pasado. En esta obra presentía ya el final de sus días, a la vez que insistía en la soledad sin su amada Luz (su esposa, fallecida en 2006 tras 60 años de matrimonio). "Acontece la noche y estoy solo/ cargo conmigo mismo a duras penas/ al buen amor se lo llevó la muerte/ y no sé para quién seguir viviendo", decía Benedetti.
Antes de su último ingreso, Benedetti estaba trabajando en un nuevo libro de poesía cuyo título provisional era 'Biografía para encontrarme'.
Aunque para él su galardón más importante era tener lectores, en España su trabajo fue reconocido con el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1999. También recibió en 2001, tras superar una dolencia cardiaca, el
premio iberoamericano José Martí y el Premio Internacional Menéndez Pelayo en 2005.
En su última aparición pública, en diciembre de 2007, Benedetti fue condecorado con la Orden Francisco Miranda por el presidente venezolano, Hugo Chávez, en la Universidad de la República del Uruguay, aclamado por los cientos de estudiantes que reconocían en el poeta a su bardo nacional.

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