domingo, 25 de enero de 2009

Los Patita de perro y su libertad de construir



Canciones lúdicas para los niños y no

Por Carlos Sánchez

Álamos, Sonora.- Discurso acompañado de guitarras y tambores. Voz inteligente describiendo historias sociales. Dicen que Los Patita de perro es música para niños. Y han venido desde Puebla a complacer con las peticiones del público.

Se apersonan en FAOT que significa Festival Dr. Alfonso Ortiz Tirado en su veinticinco edición. Se llenan de libertad en la alameda y contagian de algarabía en el contenido inteligente de sus canciones.

No hace falta el tono agresivo para señalar los yerros del poder, para criticar los golpes de los padres sobre los hijos, para reseñar de manera loable la maternidad soltera.

Los brincos improvisados de los morritos, contrastaron con los movimientos reprimidos y discretos de los adultos que se saben con un niño mutilado al rebasar los dieciocho años de edad: mayoría que merece el comportamiento serio.

Ante la convocatoria del vocalista prestando su micrófono, saltaron las voces de los infantes, se apoderaron del espectáculo, reseñaron los objetos con los cuales los padres les imprimen castigo a golpes. Tomaron delantera en la manifestación el cinto y la chancla. Y no faltó el martillo (¿increíble?) herramienta con la que señaló un niño lleno de risa, con la cual se supone su padre lo reprende.

Inevitable el reconocimiento a la calidad de batería y guitarras, requinto. Son éstos músicos tres virtuosos de la interpretación. Y qué decir de la improvisación. Con la disponibilidad del foro y dueños del sarcasmo, pudieron mencionar las virtudes en contra de un Felipe Calderón espurio, de Elba Esther Gordillo y sus transas magisteriales.

Miente quien haya dicho (y diga) que Los Patita de perro cantan para niños. Sus canciones tocan e incitan a la reflexión, a los pequeños de edad, a los listos para sufragar, incluso a los que rebasamos el medio siglo de existencia.

Eso sí, la libertad para agradecer sus interpretación con los pies, golpeando rítmicamente el cemento de la alameda, sólo la tuvieron los niños, quienes a estas horas de sus vidas deberán estar coreando aún las rolas de los Patitas de perro, porque su propuesta contagia, ilustra, emocionan. Chingón.

Entrada destacada

 Poesía Palabras para descifrar el laberinto del silencio.  Sylvia Manríquez