Francine Van Hove
V
Ahí estas, dormida,guarecida por el sueño,
dando la cara a la noche
mientras tu cuello
y la cumbre de tu espalda
despierta en ese jirón de nube
que eres, cuando con mi lengua
muy despacio toco tu oreja,
el lóbulo que oye el repicar
de las antiguas campanas del deseo,
tus omoplatos se pliegan
en la orfandad de tus brazos,
el ángel de tu nuca me responde
con un suspiro cuando interrogo por ti
en esta blancura de tu cuerpo,
cosquilleo, rumor, saliva, labios
los vellitos de tu cuello se erizan
con mi aliento, responden al tacto
de mis sentidos,
de mi hambre,
de mi nombre,
mina de colores
temblor,
pequeños lunares
en el mundo de tu cuerpo que descubro
navegante de ti y de tus sentidos
toco tu espalda y te estremeces
te lamo y descubro esas alas ausentes
me pierdo en ti como en la lejanía
de brasas desatadas,
ardidas en un horizonte lejano,
en la borrasca de un sueño
que desciende hasta tu almohada
en esa noche en la que te escondes
y ahí estas: dormida.
Gab Martinez