miércoles, 5 de noviembre de 2008

EL DIVAN: NACE LA FUNDACION YO POR LA VIDA

EL DIVAN
Miguel Ángel Avilés
avilesdivan@hotmail.com

NACE LA FUNDACIÓN YO POR LA VIDA…

Después de ver hace unas semanas en los dos principales periódicos de la localidad las respectivas notas de un par de niñas quienes a sus apenas once años ya son madres y, luego que en Sonora ha quedado vedada la posibilidad legal de que una mujer decida abortar aun cuando, en los hechos, sea por los supuestos que la propia legislación prevé, desde esta columna propongo, aprovechando que están de moda, que se constituya la Fundación yo por la vida.
Considerando la reforma constitucional en la cual, a partir de esta adición se establece expresamente que el Estado de Sonora tutela el derecho a la vida desde el momento de la fecundación de un individuo hasta su muerte natural y cuya aprobación ha tenido el respaldo de varios sectores de la sociedad, creo que en aras de que esas vidas que se pretenden defender sea de una indudable calidad, opino que aquellos hagan un frente común y le den cuerpo a esta idea que sugiero.
Se me ocurre, por ejemplo, que esta fundación, de antemano no lucrativa, pudiera tener como objeto el sostenimiento económico de pe a pa y por el resto de sus días de todo aquel niño o niña que nazca vivo, después de que su madre no tuvo la opción de decidir por cuenta propia si lo abortaba o no.
Deberá aclararse que, como la reforma tutela el derecho a la vida desde su desde el momento de la fecundación de un individuo hasta su muerte natural, no podrá ser posible incluir como beneficiarios de la fundación a todos aquellos que fallezcan por accidente o asesinados o suicidados, así es que si desde temprana edad, su clarividencia les advierte que morirán a través de alguna de estas formas, es mejor que ni se apunten.
Ustedes tendrán la última palabra, pero se me ocurre que esta fundación puede estar presidida por el Arsobismo Emérito Don Carlos Quintero Arce, llevando como Vicepresidente al Arzobispo de la Arquidiócesis de Hermosillo don Jose Ulises Macías.
También creo que pudiera constituirse un consejo directivo compuesto por el diputado Manuel Ignacio Acosta Gutierrez, el diputado Carlos Daniel Fernandez y por la Diputada Irma Romo Salazar, una mujer con gran experiencia en materia espiritual adquirida con el trato misericordioso hacia los feligreses que por fuera de la iglesia esperaban gozosos allá en Navojoa que esta señora los iluminara con sólo tocar con su mano la cabeza de estos conmovidos parroquianos.
A ellos podrá sumársele todo aquel que, voluntariamente, así lo desee, siempre y cuando este dispuesto a defender con uñas y con dientes la nueva reforma constitucional aprobada por el Congreso del Estado de Sonora.
Sin embargo y a fin de que esta fundación sea autogestiva, ha de acordarse en sus estatutos que cada uno de sus miembros deberá donar todos sus bienes, cuentas bancarias, emolumentos , sueldos y demás patrimonio ya que la idea es que sus anhelos por conservar la vida no sea nomás de los dientes para afuera y desde sus cómodas trincheras lancen programas a favor de la reforma pero no aporten un ápice de su fortuna para mantener a todo esos niños y niñas que vendrán al mundo porque dios así lo quiso.
Pobre Dios: esta gente le echa la culpa de todo.
Para que esto no pase, será necesario que además se cuente con un cuerpo consultivo que a reserva de los que digan vosotros propongo que se integre por el obispo primado de México Norberto Rivera Carrera, el Obispo Onésimo Cepeda Silva y el sacerdote católico Nicolás Aguilar Rivera, hombres probos que seguramente no se negarán a participar en tan noble causa, máxime cuando se trata de estar al pendiente y brindar atención a niños y niñas, algo que ellos saben hacer muy bien.
Para terminar propongo como guía moral a Jorge Serrano Limón y como Guía Espiritual al ya célebre fundador de los Legionarios de Cristo: el sacerdote mexicano Marciel Marcial.
Pero este proyecto de acta constitutiva no es definitivo. Ustedes tienen la última palabra y El Diván es todo oídos. En fin que el notario, bien que nos puede esperar…

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