Omar Gamez "El Navo" A Tilo Gámez, que también es un viejo correoso
Así de pasada los diarios del medio día resultan futuristas. La ropa tendida y los aullidos del perro son tan noticiosos como el periodista que habla y se queja del sistema de transporte colectivo cuando ni siquiera lo usa. La broza tiene voz propia, sabe de calle y se queja cuando hay tiempo y falta un poco el hambre. Y cuando no, voces como la del viejo correoso son necesarias para hablar de esas voces e historias propias del salario mínimo o de la traición de clase.
Hace falta, y mucho, esa voz en música que haga eco y cante sobre los días que se parecen unos a otros, de los hombres y mujeres que son iguales y se atraviesan lentamente entre la indiferencia del que está acumulando dinero.
La canción-crónica del que sabe desde donde las cosas se pusieron mal, pone un poco de lado el panfleto y se tiende a recuperar esa voz robada a toda una clase. Esa voz para decir: me está chingando el patrón pero no sé qué hacer; es mucha la angustia de ver el campo jodido; los chamacos están pintos de jiotes y hambre…esa voz sin fama y sin gloria a pesar de su heroísmo por vivir con muy poco.
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