LA MANO OBLICUA
Cristina Rivera Garza
Cristina Rivera Garza
¿A qué tipo de documentos podría recurrir un antropólogo de finales del siglo XXI para desentrañar, y esto en su mayor detalle, la vida privada de hombres y mujeres de inicio del XXI? Si este fuera el año 2092 y yo fuera ese antropólogo interesado en explorar los recovecos humanos tanto de la sentimentalidad como de la sexualidad de inicios de siglo, sin duda buscaría entre los registros de los TL (Timelines) de las cuentas de twitter que, según noticias de hace no mucho, deberían estar catalogadas en los archivos del congreso norteamericano.
En el twitter no se dice la verdad, eso se sabe. Pero en el twitter se exagera o se imposta dentro de un contexto cultural que igual alimenta como encauza la imaginación que, de hecho, terminará por construir el personaje. En alguno de mis primeros escritos alrededor del fenómeno escritural que es twitter dije lo siguiente:
1.3. Porque el presente del tuit es desde antes un readymade, no hay tuit sincero.
1.3.1. Todo tuit es, desde antes, inverosímil.
1.3.2. El tuit confesional es una contradicción en términos.
1.3.3. Nadie hace en realidad tuit tease.
1.3.4. Alterproducido y alterdirigido, el tuit va de afuera hacia afuera.
1.3.4.1. El tuit es una escena.
Vayamos por partes. Sostuve ahí que un tuit (el mensaje de 140 caracteres que un twittero escribe siempre dentro de un rectángulo en la parte superior de una pantalla) es un readymade para enfatizar la naturaleza mediada de su definición más propia. Un readymade, ese objeto encontrado y cotidiano que se despliega, luego entonces, a través de una forma ya codificada, está siempre listo para usarse. Por esa y no por otra razón llegué a afirmar ahí que el tuit no era inverosímil (en el sentido en que, si lo verosímil 1. Adj, Tiene la apariencia de verdadero; lo inverosímil debe tener entonces 1. Adj la apariencia de lo falso). Pero no me detuve ahí. Dije, y esto lo sostengo, que no hay tuit confesional. En otras palabras, dije ahí que, en tanto readymade, un tuit podría tomar la forma de lo confesional para así producir el efecto de revelación e intimidad que muchos asocian a la catarsis. De ahí, claro, que nadie esté en posición de hacer tuit tease. Aquí nadie se desnuda o, en todo caso, si alguien se desnuda entonces la desnudez es sólo un disfraz. El tuit, que se expone de nacimiento, se produce en el afuera (el lenguaje, la pantalla, el tablero) y se dirige, sin lugar a dudas, hacia al afuera y en el afuera: el timeline. El tuit es una escena pequeñísima.
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