Hoy me soñé con hermosas alas, volaba suavemente sobre la cálida humedad de las flores. Colores brillantes se desprendían de mi cuerpo para unirse con el universo, tan extenso como mis ansias de libertad.
Volar, volar. Abandonar este cuerpo anclado a la mundana tierra y elevarme a las nubes purificadoras.
Volver a la niña que un día fui. No dejar que los sueños se tornen pesadillas. Olvidar aquella habitación sombría, la cama que no pudo cobijarme, las paredes grises y frías, encontrar la puerta.
Estos nuevos colores blindan mi alma para redimir a la niña que no pudo gritar, este vestido de mariposa permite abrazarla, cobijarla.
Grita niña, grita ¡Aquí estas! Existes, atrapada en mis pesadillas, ahogándote en silencioso llanto. Mereces ser vista, escuchada, abrazada, reconocida sin culpa.
Necesito de ti para encontrarme, Te necesito cándida, pura, sin pecado. Te necesito valiente. Te necesito para salvarme, para poder amar, para amarme al fin.