martes, 19 de mayo de 2009

Ansiedad


La letra desobediente

Braulio Peralta

2009-05-18•Tendencias


Encontré un archivo en la computadora que decía “ansiedad”. No recordaba haber escrito al respecto. Lo abrí para cerciorarme y encontré que estaba en blanco. Algo debe significar dejar una palabra sin contenido. La página vacía es el pánico de quien desea plasmar una idea. Recordé que la sola palabra me provoca angustia. Quizá sea el momento de escribir ahora que México vive una ansiedad por influenza, corrupción, depresión económica y la cultura y el arte en el abandono.

1. La ansiedad es una sensación humana que crea nerviosismo y desvelo. La mente se inquieta. Por ansiedad se bebe, se pierde en el juego o el amor; es una de las enfermedades mentales, del simple nerviosismo a la esquizofrenia. Por una ansiedad simple pierde, por ejemplo, un político: si alguien es un cartucho quemado es el que empuja a otro a desdecirse de sus declaraciones. O el que usa un libro para decir que sí fue complot pero no dice que fue cierto lo otro, la corrupción de su gobierno. Peor: el de la isla que se cree líder mundial y es decadencia senil. Rasgos de personas incapaces de respetar nada. Habría que aplicarles la frase de Platón: “Ningún negocio humano merece mucha ansiedad”.

Lección uno: atiende cualquier brote de ansiedad si no quieres terminar en un psiquiátrico.

2. Un creador puede perderse por ansiedad aun cuando sea un genio en su trabajo. Algunos hasta se suicidan o terminan en el manicomio. Otros, con sus temores, realizan mucha obra, tanta, que terminan por ser lo que no son: mercaderes. Se destruyen pensando que están a punto de consagrarse. Abundan ejemplos: los creadores son almas sensibles cuyo ego puede destruir todo lo que esté a su alrededor.

Lección dos: el ejercicio de autocrítica es mejor que cualquier crítica. El ansia es una náusea que aniquila. Dijo García Lorca: “No creo que ningún artista trabajé en estado de fiebre”.

3. Para los terrenales, los comunes como usted y un servidor solo nos queda matar la ansiedad hablando de nosotros ante los demás, desnudarse con este texto y aceptando que no somos más que perseverancia y el recordatorio de aquel cuento del Mahabharata: un príncipe mandó a asesinar a 10 mil personas, al sur de India. Murieron 100 mil. ¿Por qué?, le preguntaron. “El resto murió de miedo”, respondió.

Lección tres: hay que enfrentar al mundo y la creación sin temor. Olvídese de la ansiedad.

braulio.peralta@milenio.com

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