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Por Sylvia Teresa Manríquez
A la vuelta de
cualquier esquina
Me llegará
lentamente
y me hallará distraído
probablemente dormido
sobre un colchón de laureles…
y me hallará distraído
probablemente dormido
sobre un colchón de laureles…
Con unas hebras de
plata
me pintará los cabellos
y alguna línea en el cuello
que tapará la corbata.
Aumentará mi codicia,
mis mañas y mis antojos
y me dará un par de anteojos
para sufrir las noticias…
me pintará los cabellos
y alguna línea en el cuello
que tapará la corbata.
Aumentará mi codicia,
mis mañas y mis antojos
y me dará un par de anteojos
para sufrir las noticias…
A lo mejor, más
que viejo
seré un anciano honorable,
tranquilo y lo más probable,
gran decidor de consejos
o a lo peor, por celosa
me apartará de la gente
y cortará lentamente
mis pobres, últimas rosas.
seré un anciano honorable,
tranquilo y lo más probable,
gran decidor de consejos
o a lo peor, por celosa
me apartará de la gente
y cortará lentamente
mis pobres, últimas rosas.
Fragmento del poema La vejez de Alberto Cortez
Dice mi amigo Esteban
que la vejez nos toma desprevenidos, porque ahorita es el momento en que los
adultos de cuarenta años y más deberíamos tener ya, una casa propia, una
pensión decente, un carro propio, y previsto qué haremos para los cuidados de
salud que seguramente requeriremos cuando los años nos alcancen.
Propone crear comunidades
o colonias donde, en la etapa de la vejez podamos vivir entre amigos, asegurarnos
entre nosotros mismos las condiciones necesarias para sobrevivir con dignidad,
y ser además, autosuficientes.
Piensa en departamentos
adaptados a la vida de las personas adultas, lavandería, biblioteca, área
médica, espacios de esparcimiento, como los centros que existen en otros países;
en un ambiente de respeto, solidaridad y ayuda mutua.
Él cree que al vivir
en grupo seremos capaces, protegernos, ayudarnos, hacernos compañía y asegurar
que las necesidades básicas sean cubiertas, así se podrán resolver los problemas
fácilmente y no se dependerá de hijos e hijas que puedan o quieran cuidarnos.
En las cifras
brindadas por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, en
la Encuesta Intercensal 2015, dice que en México hay 12.4 millones habitantes;
las personas de 60 y más años, representan poco más del 10% de la población
total.
En Sonora no es
diferente la estadística pues de los pocos más de 2 millones 850 mil habitantes
que vivimos en este estado, 300 mil tienen más de 60 años, o sea casi el 11%.
Las cifras son
engorrosas, cansadas, pero necesarias, porque nos ayudan a entender como somos
y proyectar como seremos.
Por ejemplo, números
del INEGI también indican que el 11% de las personas mayores viven solas. Según
datos de 2014, más de la mitad los ingresos a los hospitales por hipertensión
arterial fueron personas adultas mayores. Además, mueren más mujeres que
hombres mayores de 70 años por este padecimiento.
La encuesta también
señala que a inicios del 2016 solo el 30% de las personas de 60 años y más
tenía trabajo. Además, casi el 30% de las personas en ese sector de población
tiene algún tipo de discapacidad.
Cuando llegue el
momento, quiero ser una persona que ya no tiene trabajo porque estaré disfrutando de una
merecida jubilación; quiero acudir a los centros médicos para confirmar la
buena salud; quiero que los encuentros
con hijos e hijas sean para convivir y celebrar la vida y no alrededor de una
cama de hospital.
Sin embargo, sé que
en este momento en este país, no todas las personas adultas mayores gozan de
las condiciones que les aseguren una vida en condiciones dignas. La falta de
trabajo hace imposible la obtención de jubilación o pensión; no hay medios
suficientes para asegurar, por lo menos, alimentación, vestido y techo. Además,
el cansancio de quienes deberían ver la tarea de cuidar a sus mayores con
entusiasmo se convierte en frustración e impotencia. Vale mencionar que las políticas
públicas existentes no garantizan vida digna a quienes más la necesitan.
Por eso me gusta la
idea de mi amigo Esteban, comunidades en las que vivir la última etapa de la
vida sea algo digno y de merecido gozo.
Porque para todos la vejez está a la vuelta de cualquier esquina.
@SylviaT sylvia283@hotmail.com