miércoles, 19 de mayo de 2010

Andrés Neuman gana el premio de la Crítica

La novela galardonada, El viajero del siglo, recibió el premio Alfaguara.

E
l escritor hispano argentino Andrés Neuman ha sido galardonado con el Premio de la Crítica por su novela El viajero del siglo, que recibió también el premio Alfaguara en 2009. Neuman (Buenos Aires, 1977) se impuso a Antonio Muñoz Molina, Luis Mateo Díez y Javier Cercas en la recta final de este galardón, que otorga la Asociación Española de Críticos Literarios y que no tiene dotación económica, aunque es considerado uno de los más prestigiosos del panorama literario español. El poeta Francisco Ferrer Lerín recibió el galardón en la categoría de poesía por Fámulo.

"¿Seguro que no es un error?", aseguró Andrés Neuman entre risas en una conversación telefónica desde Antequera, donde se encontraba en un congreso literario. "Me parece imposible haberlo ganado con los escritores que se encontraban en la final", agregó. El viajero del siglo es una larga novela, ambientada en la Alemania del siglo XIX, que ha sido definida por su autor como "una relectura contemporánea de la tradición decimonónica".

Ángel Basanta fue el presidente del Jurado, en el que participaron unos 30 críticos literarios de toda España de diferentes medios de comunicación.


Tomado de

Letelier: "El desierto de Atacama es mi Comala, mi Macondo, mi Santa María"

El escritor chileno recibe el XIII Premio Alfaguara con una edición digital de su propia novela

"Cada página es comestible y cada palabra se respira, pasa a los pulmones, a la imaginación, al pensamiento". Esto ha dicho Manuel Vicent, presidente del jurado del XIII Premio Alfaguara de novela, sobre El arte de la resurrección, la novela ganadora de esta edición. En ella el escritor chileno Hernán Rivera Letelier cuenta la historia del Cristo de Elqui, un personaje real que en los años cuarenta recorrió Chile anunciando el fin del mundo. Esta mañana, en la entrega del premio, Vicent ha destacado el sentido musical de Rivera Letelier y ha señalado que la historia que el autor de Antofagasta cuenta en su novela es "actual", pero también "medieval o renacentista o de cualquier época porque las pasiones que retrata no han cambiado a lo largo del tiempo". La peculiaridad en el caso del libro ganador es que "estas pasiones están diluidas en las historias del desierto".

Tras las palabras de Vicent, Ignacio Polanco, presidente del grupo Prisa, ha hecho entrega a Hernán Rivera de un premio que consiste en 130.000 euros, una escultura de Martín Chirino y, como reza su lema, "400 millones de lectores". Desde mañana mismo, al ganador le espera una gira que le llevará hasta otoño por toda América Latina. En estos días, de hecho, Andrés Neuman, ganador de la edición de 2009, publica Cómo viajar sin ver (Alfaguara), su particular diario de ese maratoniano periplo.

Premio en versión digital
Este año, además, Polanco entregó a Rivera Letelier un libro electrónico con la versión digital de El arte de la resurrección. El Alfaguara se convierte así en el primer galardón literario que se publica en España en ese formato. Esa versión estará disponible para los lectores a finales de este mes en la plataforma Libranda, que reúne, entre muchas otras, a grupos editoriales como Santillana, Planeta y Random House Mondadori y que será presentada en público el próximo 8 de junio, durante la Feria del Libro de Madrid.

El sobrio acto de entrega del premio Alfaguara lo ha cerrado el propio premiado con unas palabras en las que ha reconocido su sensación de "ser un impostor" y su temor de que "un ejecutivo de Alfaguara" le tocara en el hombro antes de mandarlo de un "puntapié" a su país, a su desierto. Hernán Rivera Letelier ha recordado también que fue su madre la primera persona a la que oyó hablar del Cristo de Elqui, un personaje que fue a
pareciendo en varias de sus novelas hasta alzarse con el papel protagonista en El arte de la resurrección. "Venís más descachalandrao que el Cristo de Elqui" fueron las palabras de su madre. Él venía sucio y desastrado de jugar en ese desierto que para el escritor fue su patio de juegos y su territorio mítico: "El desierto de Atacama es mi Comala, mi Macondo, mi Santa María".

Tomado de

Entrada destacada

 Poesía Palabras para descifrar el laberinto del silencio.  Sylvia Manríquez