lunes, 26 de octubre de 2009

LAICO


La letra desobediente
Braulio Peralta

2009-10-26


La Constitución de 1857 es de las más avanzadas del mundo. Pero desde su creación —a excepción de Juárez—, no ha tenido presidentes o legisladores que defiendan la civilidad ciudadana lograda, después de aquellos que promulgaron leyes que nos rigen. Cuando los constitucionalistas impulsaron la Carta Magna se enfrentaron, antes que a nadie, a la Iglesia católica. Como hoy.
Si leyéramos la historia de aquella época veríamos el parecido con los sacerdotes de ayer y hoy que insisten en la participación en política ante la educación, la sexualidad, la ciencia… todo lo que se denomine progreso. De Galileo a la fecha la Iglesia sigue sus dogmas y el Estado sigue a la defensiva. De pena.
Laicidad, ¿qué significa la palabra? Nadie debería pronunciarla sin entenderla: “Cualidad de un Estado que no reconoce ninguna religión como oficial o protegida ni acepta su intervención política”. El laicismo es, pues, “la política que postula la absoluta independencia del poder civil respecto al Estado”. Y el laico es, finalmente, un defensor de ideas libres, más allá de toda religión. Como un servidor.
Dirán ustedes: y éste, ¿qué pretende decir? Que el aborto, la educación, los adelantos de la ciencia, la homosexualidad y la civilidad serán siempre un tema de confrontación con las religiones. Que los políticos —como Beatriz Paredes— deberían ser duramente castigados con el voto por no defender a la Constitución, frente a temas como el aborto, donde las mujeres, en plena libertad para decidir en sus cuerpos, están yendo a parar a la cárcel por cuestiones estrictamente ligadas más a los dogmas de la religión que a la Constitución. Más simple, ni el agua.
Que de nada sirven las letras de oro a los nombres de los constituyentes en la Cámara de Diputados si no se impulsan los derechos constitucionales; porque desde el catolicismo, con leyes dictadas desde un “Estado Vaticano” no asumen que las religiones no tendrían derecho a participar en política. No obstante son cercenados los libros de texto gratuitos con todo aquel comportamiento civil donde la libertad individual es un derecho inalienable. Ética, a secas.
Letras de oro donde falta el nombre de Ignacio Ramírez El Nigromante. De ese tamaño está la política apestada de hoy: ausente de su memoria histórica. Ya es hora de ponerlo en su lugar, según antiguo decreto. ¿O no, Manlio Fabio Beltrones?
braulio.peralta@milenio.com

"Lectura: un placer no sólo un hábito"




Esto asentó Norma de Corella del club de lectura"Alianza", de Hermosillo, Sonora, durante los trabajos del "5 Festival de la palabra".


En la última parte de los eventos, los organizadores del festival convocaron a la participación de los que leen en clubes de lectura.




En la misma mesa participaron Luz Consuelo Córdova del Club Magnolias,






y Karelia Lira, del programa de lectura de Alerce.

Si quieres besarme.....besa... ALFONSINA STORNI

Ayer, 25 de Octubre, se cumplió un año mas de que la poeta Alfonsina Storni (1892-1938), al contraer cáncer, se suicidara ahogándose en las aguas de Mar del Plata. Fue uno de los máximos valores de la poesía hispanoamericana. De origen suizo, la vida de Alfonsina Storni transcurrió en Argentina, donde realizó una extensa y fecunda trayectoria como poeta, periodista y educadora. Su poesía refleja su rebeldía frente a la condición femenina.


Al oído...

Si quieres besarme.....besa
-yo comparto tus antojos-.
Mas no hagas mi boca presa..
bésame quedo en los ojos.

No me hables de los hechizos
de tus besos en el cuello...
están celosos mis rizos,
acaríciame el cabello.

Para tu mimo oportuno,
si tus ojos son palabras,
me darán, uno por uno,
los pensamientos que labras.

Pon tu mano entre las mías...
temblarán como un canario
y oiremos las sinfonías
de algún amor milenario.

Esta es una noche muerta
bajo la techumbre astral.
Está callada la huerta
como en un sueño letal.

Tiene un matiz de alabastro
y un misterio de pagoda.
¡Mira la luz de aquel astro!
¡la tengo en el alma toda!

Silencio...silencio...¡calla!
Hasta el agua corre apenas,
bajo su verde pantalla
se aquieta casi la arena...

¡Oh! ¡qué perfume tan fino!
¡No beses mis labios rojos!
En la noche de platino
bésame quedo en los ojos...


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