jueves, 20 de junio de 2019

Humanos sin color


Sylvia Teresa Manríquez 


Señora, señora – me dijo un niño – tenga cuidado, esa niña la va a hechizar y señaló a una niña albina sentada junto a mí. 
Acostumbrada a observar discriminación y racismo hacia indígenas, gente pobre, con alguna enfermedad, gente de color, adultos mayores, sexo, y muchos otros motivos, no me había detenido a pensar en la gente albina hasta el momento en que aquel niño me hizo patente el prejuicio y los tabúes que existen alrededor de las personas con esta condición. 
Hace unos días la ONU nos invitó a tomar conciencia de que las personas con albinismo son víctimas de la ignorancia, incluso de los profesionales de la salud. Y es que su apariencia ha hecho que se tejan a su alrededor falsas creencias, supersticiones, que los marginan y excluyen socialmente. 
El asunto es serio, según ese mismo organismo internacional que concentra información de asociaciones de la sociedad civil, las personas con albinismo son víctimas de asaltos, mutilaciones y asesinatos por lo menos en 25 países del mundo, principalmente en el continente africano. 
Aunque en nuestro país no se tiene noticias de tal grado de violencia, no significa que no se les haga víctimas de discriminación  y marginación. 
En África se tiene la superstición de que algunas partes del cuerpo de las personas albinas otorgan poderes mágicos, lo que ha provocado que se les ataque y su vida esté en peligro constantemente. 
Es importante propagar la información de que el albinismo no tiene nada que ver con enfermedades o limitaciones. Consiste solamente en la ausencia de pigmentación en piel, cabello y ojos. No es contagioso pero si hereditario y congénito, se presenta cuando ambos padres son portadores del gen que lo transmite, aunque ellos no presenten los síntomas. 
Las personas albinas son propensas a padecer problemas en los ojos, como intolerancia a la luz y movimientos involuntarios, así como lesiones en la piel por la exposición a la luz del sol, algo que conocemos bien quienes vivimos en este soleado estado. 
Además de los  anteriores riesgos para su salud, las personas con albinismo se ven obligadas a sobrevivir a la falta de conocimiento de quienes les toca convivir con ellos. Si razonamos en que cualquiera puede ser portador del gen sin saberlo la perspectiva cambia, porque a nadie le gusta que alguno de sus hijos sea discriminado o violentado por carecer de color en la piel. 
Qué tal si combatimos la apatía, negligencia, intolerancia, prejuicios y violencia con información, solidaridad y amor al prójimo ¿Será muy difícil? 

Tomemos conciencia: las personas sin color en la piel son tan seres humanos como nosotros mismos. 

@SylviaT   Correo: sylvia283@hotmail.com  


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