miércoles, 4 de agosto de 2010

No disparen, soy periodista


Arturo Soto Munguía

La frase viene de un camarógrafo argentino que filmó su propia muerte, días antes del golpe de Estado en Chile. Leonardo Henrichsen, se llamaba y fue lo último que alcanzó a decir, sin dejar de filmar con su cámara de cine de 16 mm, usadas para la cobertura de noticias en aquellos años 70.

Esa frase recobró vigencia en México hace un par de años, cuando trabajadores de medios de comunicación en el estado de Tamaulipas, la imprimieron en las camisetas que portaban al salir a desarrollar su trabajo, aunque éste no estuviera ligado directamente a las condiciones que los obligaron a portarlas.

Condiciones de inseguridad, huelga decir, producto de un ambiente profundamente enrarecido, lleno de confusiones en el terror de una guerra sin cuartel, pero también sin reglas ni acuerdos ni pactos ni respeto alguno por la vida del otro, aunque ese otro no tenga nada que ver con los motivos ni las divisas de esa guerra.


Van, hasta ayer, 63 periodistas asesinados en México, desde que comenzó la escalada de violencia con que el Estado mexicano viene combatiendo la violencia del narcotráfico y el crimen organizado.

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