Notimex
De cada 100 vejados, 75 son mujeres. En promedio, los afectados tienen entre 35 y 40 años de edad.
En un comunicado, mencionó que el acoso opera a través de la violencia, cuando un individuo es aislado intencionalmente de su entorno por medio de difamaciones, amenazas, acusaciones verbales o cuando recibe un trato inmerecido.
Al participar en la mesa "Acoso en el trabajo", en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, la criminóloga y victimóloga Teresa Ambrosio Morales, también del IIJ, expuso por su parte que los acosadores tienen un perfil específico.
Generalmente, explicó, son individuos envidiosos, egoístas y carentes de empatía; fantasean acerca de que sin ellos el centro laboral no funciona; crean intrigas; utilizan a los compañeros para acceder a sus víctimas, y en ocasiones fingen comprensión de los sentimientos ajenos.
Expuso que la violencia laboral tiene repercusiones en la salud, que pueden traducirse en enfermedades, miedos acentuados y continuos, un sentimiento constante de amenaza y ansiedad generalizada con somatizaciones múltiples.
Recordó que en 2006 se lanzó una propuesta en la Cámara de Diputados para sancionar esta conducta, pero aún no hay avances. Al no estar tipificado como delito, denunciar este tipo de actividades significa el sometimiento de la víctima a un sinnúmero de pruebas que nunca apuntan al verdadero culpable.
Al participar en la mesa "Acoso en el trabajo", en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, la criminóloga y victimóloga Teresa Ambrosio Morales, también del IIJ, expuso por su parte que los acosadores tienen un perfil específico.
Generalmente, explicó, son individuos envidiosos, egoístas y carentes de empatía; fantasean acerca de que sin ellos el centro laboral no funciona; crean intrigas; utilizan a los compañeros para acceder a sus víctimas, y en ocasiones fingen comprensión de los sentimientos ajenos.
Expuso que la violencia laboral tiene repercusiones en la salud, que pueden traducirse en enfermedades, miedos acentuados y continuos, un sentimiento constante de amenaza y ansiedad generalizada con somatizaciones múltiples.
Recordó que en 2006 se lanzó una propuesta en la Cámara de Diputados para sancionar esta conducta, pero aún no hay avances. Al no estar tipificado como delito, denunciar este tipo de actividades significa el sometimiento de la víctima a un sinnúmero de pruebas que nunca apuntan al verdadero culpable.
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