Habrá, quien al conocer el tema por el que pedí el uso de la tribuna, piense que en las circunstancias actuales es un despropósito –si no es que hasta un acto frívolo- hablar de poesía.
Sin embargo, en momentos como los que vivimos ahora es cuando la poesía reivindica a la inteligencia y la propone como el mejor camino para entender el mundo en que vivimos, el mundo del que somos responsables.
Escribir poesía, escribir lo que sea, exige sobre todo pensar con claridad; poetas, novelistas, ensayistas nos enseñan que las palabras puede y deben cumplir con una función esclarecedora y conducirnos a la libertad.
Es por esto y dado que hoy, 19 de marzo, se cumplen diez años del deceso del hombre de palabras Jaime Sabines, uno de nuestro más grandes e importantes poetas, me permito distraer la atención de ustedes para insistir en la necesidad de acercarnos a las expresiones del arte como medio para comprender mejor la condición humana, condición que, a fin de cuentas y de cuentos, es la que en verdad importa, en especial en la actividad política.
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