. .hay un camino que sale de la puerta trasera de mi casa.
Es un camino cómodo, muy llanito y prácticamente recto. A cada lado está escoltado por arbolitos adolescentes, pero frondosos, que van regalando sombra a los paseantes diurnos que se acercan a la piscina y el campo de fútbol. . .
De noche, mientras los grillos cantan sus serenatas, huele a cebada recién cortada . . .
y en un camino a la izquierda que se eleva levemente, sucedió…
…allí tumbada; con la brisa revolviendo el pelo y envuelta en el silencio,
llovieron estrellas de la más absoluta oscuridad...
Y las mariposas de mi mirada pidieron bailar descalzas.

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