lunes, 8 de noviembre de 2010

Elzancudo.net presenta: De (s) obligada lectura

Voltear la hoja, voltear la vida.

Por Sylvia Teresa Manriquez



Fue en Tres Cruces, entre Torin y Bácum.

Lo miró llegar, entre sus custodios.

En un llanito lo pararon para matarlo.

Cajeme presenciaba los preparativos, como si no fueran los de su ejecución. Como a quien no le importa ni vivir, ni morir.

Tenía apenas 12 años cuando, con un nudo en la garganta, y antes de dar vuelta a la última página de la novela “Cajeme, Novela de Indios” de Armando Chávez Camacho, aprendí cómo murió tan valiente guerrero sonorense. Un libro con hojas amarillas, quebradizas, edición original de 1948, impreso en los talleres Jus. Un preciado regalo de mi abuelo paterno que aún conservo.

Carpe Diem: Aprovecha el día presente” Una locución latina que saltó a mi vista al voltear una página del pequeño Larousse, obsequio que mi abuelo materno tuvo a bien enviarme desde la entonces lejana ciudad de México, que con el pretexto de ayudarme en mis tareas de secundaria, intentaba aminorar su culpa por haberse mantenido ausente de nuestras vidas. Otro preciado regalo de un abuelo que nunca conocí.

He llorado, reído y sentido esperanza, me han brindado compañía sin poner reparos en mi mal genio. Mis libros. Trato siempre de brindarles un lugar cómodo cerca de mí, aunque si pudieran reclamarían por el polvo que amenaza su recuerdo y otros darían testimonio de mi amor desmedido.

Cuando volteé la hoja Tomás estaba sorprendido de haberse despertado al lado de Teresa, y de cómo ella le cogía con fuerza la mano. La miraba y no podía entender qué había pasado. Así conocí a Milan Kundera y su “Insoportable levedad del ser”.

Di vuelta a otra página y Camargo, adormecido escuchaba el cuarteto en re mayor de César Franck, cuando la mujer entró en el departamento de enfrente. Ella parecía ansiosa, desorientada sin saber que hacer con su alma. De esta manera me adentré en “El vuelo de la reina”, de Tomás Eloy Martinez.

En mi vida he dado vuelta a infinidad de páginas con la seguridad de que leo bien. No soy del sector de mexicanos que lee poco y mal, como expresó Consuelo Sáizar, presidenta del CONACULTA, en la conferencia magistral con la que dio inicio el VII Encuentro de Promotores de Lectura.

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