
En octubre de 1994 declaró al Diario El País "Durante ocho años dediqué gran parte de mi actividad política [...] a estudiar los problemas que, para la sociedad, se derivaban de la actuación de las sectas destructivas y a ayudar a cuantas personas sufrían por esta causa [...]. Con pena, casi con remordimiento, hace año y medio [...] tiré la toalla. El motivo no fueron ni las amenazas, ni el miedo [...] (tuve que llevar escolta durante dos años). Hubo dos causas: la cantidad de dinero que me ha costado defenderme de las querellas, [...] y, sobre todo, la sensación de soledad e impotencia".
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