La letra desobediente
Braulio Peralta
Nueva York: hasta los turistas vamos al parque Zuccotti a observar a los ocupas anti Wall Street. Son hijos e hijas de la guerra fría que nacieron durante o después de la caída de la Unión Soviética o el muro de Berlín. Los estudiosos de la historia social afirman que desde la depresión de los años 20-30, en Estados Unidos no se había dado un movimiento así. De ahí su repercusión mundial, aun cuando no llegan a 500 los manifestantes; aun cuando muchos estadunidenses desprecian esa actitud que provoca molestia a los vecinos que no duermen con el tambor que repiquetea constantemente…
Son los 99%: esos que no tienen nada, frente al 1% que tiene todo. La corresponsal del diario alemán Taz, Dorothea Hahn me aclara que el movimiento nada tiene de lecciones europeas ni del libro de Stéphane Hessel, Indígnate. Si hubiera inspiración viene del mundo árabe, de Egipto y Túnez. “Lecciones del sur, no del norte”, me dice. Tiene dos meses y días y el paro ya se diversificó a varias ciudades de Estados Unidos. (Un asunto global que existe en la Ciudad de México, frente a la Bolsa de Valores de Paseo de la Reforma). No podía venir a Nueva York y omitir una visita al parque de los ocupas.
Desde Ronald Reagan (presidente de 1981 a 89), tras tres décadas de somnolencia social surge desde el 17 de septiembre un movimiento auténtico, contradictorio, con aplausos y detractores, y la represión por parte de la policía. Aquella guerra fría de Reagan y la Thatcher convirtieron al estado, raquítico en servicios de salud, educación e impuestos a la baja, frente al crecimiento monetario de empresas privadas, los bancos —esos evasores fiscales—, contra lo que luchan los ocupas del parque que parece un movimiento neohippie con esperanza de ser escuchado por el mundo financiero. Chicos anti Wall Street que quieren se mire al origen y raíz del problema, más allá del racismo, la discriminación de género u orientación sexual, la contaminación, etcétera. Cualquiera puede informarse en Occupy Wall Street, su diario de internet.
¿Hasta dónde llegarán? Nadie lo puede saber. Pero, si en la depresión del 29-30 los movimientos sociales reorientaron la política hasta que llegó Reagan, podríamos tener ilusiones, ¿no? Más allá de desalojos al parque habría que pensar que esos jóvenes quieren reinventar el mundo. Con esa fe salí de mi visita al parque.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario