Sylvia Teresa Manriquez
Detrás
de la belleza está esta la verdad
y
los periodistas siempre perseguimos la verdad.
(Pablo
Espinosa)
Lo
conocí en las sesiones del Seminario de Periodismo Cultural que
impartió en la capital sonorense. Es veracruzano, gusta de compartir
su saber y las bases del periodismo. Pablo Espinosa es editor de la
sección cultural del periódico La Jornada.
Iniciamos
la charla preguntándole: ¿Por
qué cada vez es más difícil ejercer el periodismo cultural? ¿Dónde
está el problema? Y sus
respuestas las comparto ahora con los lectores de Mambo Rock:
La
revolución mexicana, los constitucionalistas, crearon un sistema de
educación que perdimos hace muchos años. No hay una educación
laica, no hay una educación gratuita. De obligatoria se ha
convertido en “inercial” porque la televisión comercial ha
suplantado el papel de la secretaría de educación pública.
Además,
la gente no entiende como valores la ortografía, el buen hablar,
leer, escuchar música. Esto no significa que el pueblo de México
sea inconsciente, iletrado o ignorante, no, yo digo lo contrario, es
una falta de respeto esta imposición a un pueblo con una cultura tan
vasta, tan rica, tan amorosa y con tanta variedad en todo el país.
--Pero
esto no es algo exclusivo de este país.
--No,
este principio no es privativo de México, en Estados Unidos el
movimiento de liberación de la cultura negra, que encabezaran en los
70 “Los Panteras Negras”, tuvo como ideólogo a un escritor negro
que escribió un libro llamado MisEducation
of the Negro (Carter G.
Woodson) y cuyo punto de partida lo podemos aplicar para nosotros: no
educar al negro, porque si educas al negro se va a rebelar y va a
pensar, va a ser peligroso. Eso mismo se aplica en México sin
decirlo, se somete al pueblo con las boberías de la televisión
comercial, no va a salir a las calles a protestar, no va a pedir
igualdad de derechos para todos, ni justicia, ni mucho menos
educación; es una cuestión bastante sencilla y terrible.
--Lo
dice de manera sencilla y terrible a la vez, ante esto destacar la
importancia de recordar la necesidad del periodismo cultural y la
manera de hacer algo novedoso.
--Estoy
de acuerdo y no soy pesimista al plantear el panorama anterior, es la
realidad. Como somos seres pensantes y libres podemos organizarnos y
juntarnos una bola de locos, utopistas, a procurar formarnos. Mejorar
nuestra formación de periodista cultural, es un signo de futuro, es
un signo de que estamos conscientes de que el pueblo de México es
muy sabio, no es ignorante, que tenemos una cultura muy rica con el
futuro por delante; nuestra obligación es aproximarlos a esta
riqueza cultural que mencioné.
--¿Cómo?
-Difundiendo
las actividades culturales que están a su alcance pero que la gente
ignora que existen, es cuestión de aproximárselas, de platicar, de
dialogar con ellos y de decirles “mira, no sólo hay violencia,
también somos esto, y esto”. Decía un pensador que cultura
significa darle a los demás lo que tienen pero no saben que lo
tienen.
--¿Esto
es lo que llamamos “comunicación para el desarrollo cultural”?
--Sí,
entendiendo por cultura todo aquello que hace mejores personas,
mejores sociedades. Entonces, si logramos convencer a los lectores,
al público en general, que no se acercan a la cultura por temor, por
prejuicios inculcados por los medios poderosos, habremos logrado un
avance civilizatorio enorme de recuperar lo nuestro, y por supuesto
la sociedad mejorará.
--Pero
cada vez hay menos foros.
--Sí,
y no en todos los foros se ha cultivado el periodismo cultural, que
es por lo que estamos aquí quienes nos apasiona, nos interesa y
estamos convencidos de las bondades sociales del periodismo cultural
y de la cultura y queremos cultivarlo en la mayor cantidad de medios
a nuestro alcance para lograr esta transformación de las personas.
--¿Ha
cambiado la manera de comunicar al dejar poco a poco la letra impresa
en papel para comunicarnos a través de blogs, redes sociales y
medios electrónicos?
--Ese
es un periodo de transición muy interesante, que significa un cambio
civilizatorio como cuando se inventó la imprenta, dejamos de ser
ágrafos para introducirnos al imperio maravilloso de la letra
impresa que tiene una magia.
El
día de hoy vivimos en una intersección entre la era de Gutenberg,
de la imprenta, con la era McLuhan (creador del término “aldea
global”), que ya pasó y la era de los “gadgets”. Todo es
transitorio, nada puede calificarse como definitivo, en este momento
estamos en una transición hacia nuevas maneras de comunicarnos.
Hemos
visto fenómenos, como la degradación del lenguaje con el uso de
interjecciones y contracciones en los teclados de los celulares. Con
el famoso “ola k ase”, parecía que iba a reinar esa nueva forma
de comunicación pero como es transitorio hubo una corriente de
personas sensatas que dijeron que esa no es nuestra lengua, una
lengua muy rica, y regresamos a nuestro origen.
Hay
campañas dentro de los medios sociales para recuperar el correcto
escribir, el correcto expresarse y disfrutar la belleza y esplendor
de nuestra lengua.
--El
correcto expresarse para entendernos correctamente, ¿podemos
estandarizar una forma de comunicarnos?
--Sí.
Existe un origen, tenemos una cultura que está allí y se ha
desarrollado durante siglos. Tenemos que adecuarnos a los nuevos
descubrimientos, a los avances. Decía Darwin que no sobrevive el
más fuerte sino el que se adapta. En esas estamos, en adaptarnos a
procedimientos de comunicación. Si hoy en día la gente lee cada vez
menos o lee textos cortos, los 140 caracteres de twitter
o los links,
los vínculos que se usan en redes sociales, eso no significa que nos
vamos a convertir en una sociedad ácrata sino que nos estamos
adaptando. El libro electrónico no va a desplazar, al menos en el
corto plazo, al libro impreso; sencillamente conviven porque estamos
en una convivencia de eras, en una transición cultural.
--Vemos
la importancia de recuperar los géneros periodísticos y renovarlos,
la nota periodística, la entrevista, el reportaje, la crónica.
Sobre esta última, ¿cómo es el lindero entre la crónica
periodística y la crónica literaria?
--Bueno,
el meollo del asunto está en que los periodistas y los que aspiramos
a formas literarias, no somos, como mucha gente cree equivocadamente,
escritores frustrados, no. Somos escritores en la medida en que
nuestra herramienta es la palabra.
Dentro
de los géneros literarios existe uno que se llama literatura de no
ficción, es la que practicamos, porque los periodistas no inventamos
historias, eso es antiético, sino que reproducimos la realidad, la
comunicamos. Somos testigos de un acontecimiento y al hacer la
crónica narramos ese acontecimiento tal cual fue, sin quitarle ni
añadirle.
Buscamos
la forma más agradable de comunicar, la belleza de las palabras,
teniendo como herramientas las estructuras de narrativa de los
grandes escritores. Muchos de ellos, como García Márquez, se
formaron en las salas de redacción. Los primeros textos magistrales
de Gabriel García Márquez fueron hechos en un tablón,
en una vieja máquina
mecánica, él a la fecha, no ha dejado de ser un reportero.
--Imágenes
nostálgicas mientras hablamos de literatura, periodismo, periodismo
cultural, que no se limita a hablar del concierto o de la exposición
sino de la problemática alrededor y de la vida cotidiana.
--Por
supuesto, porque todo eso forma parte de la cultura. El periodismo
cultural en realidad es periodismo con apellido. Un periodista
cultural tiene que ser capaz de cubrir un evento de índole política
o de la fuente policiaca, economía o deportes, porque es un
periodista, que recibió entrenamiento para observar, asimilar y
transmitir información. La diferencia de los periodistas culturales
es que nuestra materia es la cultura, no solamente entendida como las
bellas artes, sino todo aquello que nos hace mejores personas, todo
lo que tiene que ver con la evolución de nuestra sociedad para bien.
--Pablo,
cuénteme que lo hace viajar para compartir su gusto por el
periodismo cultural.
--Eso,
la pasión por compartir. Para mí el arte de la música es el arte
de compartir, no es un ejercicio en soledad, ni la lectura misma;
supuestamente está uno solo frente a un libro y eso no es soledad,
porque mediante un libro y con la música uno viaja a los confines
más insospechados; yo he estado en Java muchas veces pero jamás
físicamente, he estado bajo el mar a grandes profundidades y nunca
me he puesto un traje de buzo, Julio Verne me llevó en sus Veinte
mil leguas de viaje submarino;
he estado parado en alguna estrella del cosmos porque me llevó
Saint-Exupéry y me vistió de El
principito, en fin. La
lectura, la música, el deleite de las bellas artes nos lleva a ser
mejores personas, insisto.
--En
este andar compartiendo con los periodistas de México ¿ha observado
algún denominador común en cuanto al periodismo cultural?
--La
pasión, que es lo que me mueve a mí y que la he encontrado en
ustedes y otros colegas del país, la pasión entendida como un
entusiasmo que nos lleva a compartir lo que disfrutamos porque es
bello.
--¿Ha
encontrado ganas de querer hacer más, abrir más espacios?
--Sí,
la pasión nos da ímpetu para hacer cada día más, para compartir
lo bello, porque lo bello es bueno, porque perseguir la belleza es
perseguir la verdad, detrás de la belleza está la verdad y los
periodistas siempre perseguimos la verdad.
--Eso
se oye muy bonito, pero ¿qué hacemos cuando tenemos mucho que decir
y no hay un medio donde publicarlo?
--Lo
inventamos. Ahora con las nuevas tecnologías se puede hacer un
periódico electrónico, un blog, uno puede nutrir sus materiales. A
partir de eso de pronto somos una comunidad y podemos fundar un
periódico.
--Dicen
que no se lee en México ¿usted qué opina?
--Según
las estadísticas leemos entre medio y tres libros al año, muy poco.
Eso forma parte de la problemática que mencionamos al principio de
la charla, un problema del sistema educativo y más a fondo: un
problema de la justa distribución de la riqueza.
--Interesante
también sería saber qué estamos leyendo. ¿Usted qué lee cuando
no lee periodismo?
--Un
periodista cultural siempre está trabajando, es mi caso. Mis días
de descanso si voy al cine, estoy trabajando aun si la película es
la más ñoña o tonta que pueda parecer. Un periodista cultural
desarrolla la capacidad de observación, de atención consciente todo
el tiempo. Decía la esposa de Manuel Buendía (decano del periodismo
en México N. de la R.) que cuando estaban comiendo o iban caminando
de pronto Buendía se abstraía de la realidad y ella le decía “Ya
estás redactando, verdad”. Así el periodismo cultural llena la
vida del periodista que lo ejerce.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario