Braulio Peralta
10/03/2014
No será suficiente el año para confrontar o pelear por las ideas de
Octavio Paz: uno de los poetas del siglo XX en castellano despierta
vivo, casi arrancando la centuria.
Letras Libres adelanta varios libros nuevos sobre Paz en su último número:
Guillermo
Sheridan escribe un largo ensayo “sobre las cartas de Octavio Paz a
Elena Garro, de próxima publicación”. Cartas de amor, de juventud, de un
noviazgo que los llevó al matrimonio y a tener una hija, en 1939, Laura
Helena Paz Garro: “Ella fue, quizá, la herida que Paz nunca cerró”,
escribe en la misma revista Christopher Domínguez Michael, que igual
anuncia su próxima y última biografía sobre el poeta.
No es que
importe la vida privada de Octavio Paz. Pero las cartas son testimonio
vivo del amor, tema al que dedicó grandes poemas, entre ellos, a Elena
Garro, autora de obras de teatro escritas en los años 50, cuando aún
eran pareja. Héctor Mendoza dirigió en 1956 la pieza de Garro, Un hogar sólido,
dentro del movimiento teatral de Poesía en Voz Alta, que Paz impulsó.
Elena Poniatowska dijo: “Una obra llena de poesía e imaginación… Así fue
el deslumbramiento que causó”. El mismo año que Octavio Paz estrena su
única pieza teatral, La Hija de Rappaccini, con el propio Mendoza.
Igual publicarán en el FCE El calor de la amistad.
Correspondencia 1950-1984, las cartas entre el poeta y José Luis
Martínez. (Ojalá un día anuncien las misivas que intercambió con Carlos
Fuentes —resguardadas en Estados Unidos—, testimonio para conocer dos
puntos de vista sobre el mismo tema: México, los intelectuales, la
izquierda y la literatura escrita en español y otros idiomas. Cartas
reveladoras de una amistad truncada).
Como igual se agradece un
malentendido en torno a Juan Rulfo: una carta de Paz a Jaime García
Terrés —que presenta Malva Flores— hace ver la admiración por el autor
de Pedro Páramo: lo propuso —junto a Borges y Carpentier—, para
el fallo del Prix International des Éditeurs, en 1961, que finalmente
ganaron Beckett y Borges. Eso, para anular la idea de que Paz era
mezquino con la obra de Rulfo. Es sano aclarar cuando dos autores son
grandes.
O como bien escribe Tedi López Mills: “Lo ideal sería
leer o releer a Paz en el punto exacto donde la poesía es una tentativa
de riesgo, mucho más por sus certidumbres que por sus incertidumbres”.
¡Qué corto se me hizo el número de Letras Libres!
Sí, a principio de los setenta, las cartas de Fuentes a Paz fueron publicadas por la Revista Iberoamericana, publicación académica con sede en Pittsburgh:
ResponderBorrarhttp://www.scribd.com/doc/7069207/Revista-Iberoamericana-Vol-XXXVII-Paz
Saludos