miércoles, 18 de junio de 2014

Efraín Huerta: Cien años de su nacimiento.















Elegía
 
Ahora te soñé, así como eras: sin deslices en la voz,
con inmóviles sombras en los brazos
y tus genitales segundos de estatua.
Así como eres todavía: copiándote a ti misma,
cuando no eres ya sino la espuma de tu propia vida.

Bien te sentí en mi sueño como verso divinizado.
Mi tristeza no cabía en el fondo de mi dolor
y fue a manchar la noche de violeta.

El propio ruido de tus piernas habría despertado
los estanques, los recuerdos que a veces olvidamos
en los huecos de los jardines,
las horas que nunca fueron más allá
de donde hoy se desangran segundo por segundo,
el silencio de muchas ventanas,
antiguos y pulidos razonamientos, montañas de destinos.

De un seno tuyo al otro sollozaba un poco de ternura.

Anoche te soñé y no puedo decirte mañana mi secreto
-porque el amor es un magnífico manzano
con frutos de metal envueltos en piel de inteligencia,
con hojas que recuerdan gravemente el futuro
y raíces como brazos sumidos en una nieve de santidad-,
la misma ruta de mis  dedos no podría encontrarte
ahí donde te guardas tan perfecta.
Yo no sabría elegir sino violentamente mi presencia:
te llenaría de asombro; acaso tu memoria no me crea.
Mi fatiga te gritaría un absoluto amor.
Por el cristal de aumento de la luna
la sonrisa de Dios estallaría.















Efraín Huerta (1914-1982)


Nació en el pueblo de Silao, estado de Guanajuato, el 18 de junio. Hizo sus primeros estudios en León y en Querétaro. En México cursó la preparatoria y los primeros años de la carrera de leyes. Fue periodista profesional desde 1936 y trabajó en los principales periódicos y revistas de la capital y en algunos de provincia. Fue también crítico cinematográfico. Perteneció a la generación de Taller (1938-1941), revista literaria que agrupó, entre otros, a Octavio Paz, Rafael Solana y Neftalí Beltrán. Viajó por los Estados Unidos y Europa. El gobierno de Francia le otorgó en 1945 las Palmas Académicas. En 1952 visitó Polonia y la Unión Soviética.

Dentro del Grupo que integró la generación de
Taller, Efraín Huerta se distinguió por su sana conciencia lírica, por su apasionado interés por la redención del hombre y el destino de las naciones que buscan en su organización nuevas normas de vida y de justicia. Sus primeros libros: Absoluto amor (1933) y Línea del alba (1936), están incluidos en Los hombres del alba (1944), además de su obra publicada en revistas hasta 1944. El amor y la soledad son sus dos temas principales; el amor visto con ternura desolada, lleno de muerte y de vida alternativamente, unidos al tema de la rebeldía contra la injusticia, patente en toda su poesía. En sus Poemas de viaje, 1949-1953 (1956), los temas son mensajes de paz, lucha en contra de la discriminación racial, la música de los negros, sus costumbres, etcétera. También de tema político y combativo es la segunda parte de su libro Estrella en alto (1956). La ciudad de México le inspiró bellos y desesperados poemas, en que al describir y atacar las lacras de la capital, le muestra al mismo tiempo su amor y su odio.

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