Faa faa
Sylvia
Teresa Manríquez
Muchacha
-me dijo- me compras un collar, quiero comprarme una soda.
Revisé
lo que ofrecía y adquirí un amuleto hecho a base de flores de salvia.
Muchacha
–volvió a decir- ¿no traes en la bolsa un perfume que me regales?
Entonces compré una pequeña
muñeca seri.
Es una mujer seri, de
Punta Chueca, la conocí durante la celebración del año nuevo comcáac. Mi nombre la hizo sonreír y lo repitió, está
bonito dijo.
Yo observaba las
manos curtidas, la piel morena, los colores de su falda amplia, los ojos
brillantes. Haxatipe me atreví a
expresar, Sí, respondió, haxatipe.
Estamos en la ramada
del clan cuatro. Hay fiesta. Las mujeres cocinan carne de venado bura entre
platicas en comcáac que no entiendo pero intuyo pícaras por sus risas.
Unos hombres recogen
las redes de las lanchas. Otros platican. Una anciana canta. Saludo al Chapo
Barnett, icono anciano de la tribu.
Me encuentro al gobernador
Genaro Herrera Astorga, me cuenta que en el calendario seri como en el maya hay
fechas importantes. Julio es el mes que marca la nueva vida, se reproducirán
los peces, los venados bura, tanto en tierra firme como en la isla del tiburón;
habrá pitahayas, habrá alimento y podrán sobrevivir.
Le pregunté por su
comunidad, qué les falta. Se están rehabilitando escuelas. Para ellos la
educación es muy importante principalmente para que los niños crezcan con
conocimiento que les sirva en el futuro., porque si no ¿qué será de
nosotros?
Tampoco titubeó
cuando habló de salud. “estamos en cero” fueron sus palabras. Salvo los
cuartitos que servían como consultorio, no hay nada, ni médicos ni enfermeras.
Se necesita la atención.
¿Y la seguridad? ¿le
afecta la inseguridad del resto del territorio sonorense? Respuesta puntual: sí.
Los comcáac tienen un sistema de policía comunitaria o guardia tradicional.
Además, convenio con la Secretaría de Marina, se organizan y mantienen la calma
para evitar el vandalismo y delincuencia.
Las mujeres son
importantes, dice el gobernador Genaro, porque también toman decisiones; los
esposos consultan con sus mujeres, ellas se encargan de la ceremonia de año
nuevo en honor a la pitahaya y su vino, entre otras actividades.
Le pregunté por su
bandera. Tiene su propia historia, su interpretación, su significado en
importancia, como cualquier otra bandera de los diferentes países del mundo. Así
como ustedes en México –me dijo- nosotros tenemos juramento a la bandera y
tenemos himno nacional.
Me dio un mensaje,
pidió que volteemos a ver su cultura, su nación. Que aprendamos a valorarla.
Obliga a meditar. Hay
necesidad en la etnia, de agua potable saliendo de la llave continuamente y no
dos veces al mes. De escuelas bien equipadas, de servicios de salud. De
programas de prevención de enfermedades, de higiene personal y de la vivienda.
Las mujeres indígenas
son las más relegadas entre los marginados. Siempre trabajando, cocinando y
atendiendo el hogar, hijos, hijas y esposo. Pocas saben leer y escribir. Con
todas las carencias expuestas, pero con un sentido de pertenencia que las hace
fuertes ante el paso de las generaciones. Por eso sus tradiciones no mueren.
En el clan tres se
encuentra Luis Miguel López Morales, del consejo de ancianos. El sostiene que la
celebración de año nuevo debe hacerse con la primera luna nueva, este año sucedió
el día nueve de junio; y no como se ha venido celebrando, hasta el 30 de junio
y uno de julio.
Agrega que el rescate
de la tradición debe ser una fecha variable, que inicia con la recolección de
frutos para cuando llegue la luna nueva. Cuando aparece por primera vez en el año se pronuncian
palabras quizá mágicas, dice Luis Miguel, son el decreto y la bendición para el
año que empieza.
Comparte que el
ritual se realiza viendo a la luna, se toma un puñado de arena y se lanza al
cielo diciendo faa faa, una petición
a la luna de buenaventura y prosperidad, para que sobreabunden las bendiciones durante
todo el año.
El anciano dice que el
sistema de gobierno y la carta magna los reconoce (a los seris) como objetos de
derecho y no sujetos, con la imposición de celebrar el año nuevo en una fecha
fija cambiando una tradición ancestral. Pero ellos, su clan, siguen en pie de
lucha para recuperar la celebración con la primera luna nueva.
La etnia seri de
Punta Chueca se organiza en cuatro clanes, todos celebran el año nuevo, porque
todos forman la nación comcáac. Todos enfrentan el reto de la modernidad, que a
veces parece traer más carencias que avances.
La seri es una etnia
sumergida en la contradicción de la grandeza de su herencia y lo turbio de los
vicios que ahogan a sus jóvenes. Porque así como se constata el gran valor
cultural de tradiciones que perviven a través de los siglos, tristemente también
se confirma la pobreza, la necesidad que los hace vulnerables.
Por eso y con todo
respeto me uno al faa faa, para que
la abundancia sea progreso y bondades y no necesidades y atraso.
Faa faa, que así sea.
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