lunes, 29 de diciembre de 2008

El abrazo solidario para el amigo Bequer Garcia

Palabras Mayores
Bécker García


Aquí, donde los hombres se sientan y oyen sus mutuos quejidos;
donde la parálisis agita algunas, tristes, últimas canas,
donde la juventud palidece, adelgaza como un espectro, y muere
donde tan solo pensar es estar lleno de tristeza…
John Keats

Agradecimiento y elegía
La muerte es siempre confusa. Cuando no la esperas entra como torbellino arrasador de sentimientos inesperados que desatan contradicciones y reclamos
Pero cuando la muerte se espera, es doblemente desconcertante. Eso pasó con la partida de mi padre; Alberto García Elorduy
Al final, su vida era solo el constante quejido de un cuerpo sufriente.
Por eso, mi familia y yo esperábamos que Dios se acordara de él. Y así lo hizo la noche del 23 de diciembre, a las 23.40
Y cuando al fin se fue, dormido y casi sin sufrir, me di cuenta, de golpe, de lo mucho que lo voy a extrañar
Recordé como de niño me llevó un día a los campos de fútbol de la escuela donde recién me había inscrito, y me dijo que iría a ver si le daban oportunidad de jugar una “cascarita”
Para su fortuna, los muchachos que peloteaban ahí, no tenían entrenador y él se ofreció a fungir como tal. Esa tarde, él no lo sabía, pero fue el inicio de casi 20 años de fungir como tal y en los cuales nunca cobró un cinco.
Imagino que pidió eso, no recibir dinero, porque le quitaría independencia para hacer las cosas bajo sus propias reglas.
Desde el primer día imprimió su estilo; gritón, exigente, directo, duro y apasionado. Algunas frases suyas hicieron época. ¡¡Pícate!!... ¡!lleva yerba¡¡… ¡!Salgan, salgan¡¡…
Durante esos 20 años, ganó todo lo que se le permitió ganar. Sin embargo lo que más presumía era un sub campeonato en un torneo latinoamericano
Hasta hace unos meses, por televisión, no se perdía ni uno de los juegos que le interesaban. Desde la silla, movía los píes al ritmo de atacantes o defendidos. Alegaba con el árbitro y se enojaba con los cambios del entrenador en turno
Luego de que la edad y una enfermedad cardiaca no le permitió seguir entrenando, consiguió hacerse cargo del Estadio Municipal de Fútbol, también de manera gratuita.
Pidiendo aquí y allá, logró hacerle algunos cambios al mismo, como poner alambrada para que la gente no invadiera el campo sin orden ni concierto
Con el campo sobre explotado, puso reglas para que no se jugaran más de tres juegos por semana y fue cuando mejor estuvo el césped
En Obregón solo había un Grupo de Boy Scouts, cerrado a los miembros de un colegio, y por tanto fundó uno alternativo para que otros niños y jóvenes tuviesen alternativas que entonces no existían
Cuando me dio el gusanito de correr en motocicleta, fundó también la liga de motociclismo
Ahora me doy cuenta de porque en la casa el dinero no abundaba. Puros cargos honoríficos
Duro y exigente, jamás daba su brazo a torcer cuando algo se proponía. A veces equivocado, él seguía adelante porque así se lo dictaba su conciencia
Defendió siempre a los suyos aún a costa del repudio de los ajenos
Ocurrente y bromista, podía llevarse de lo mejor con los mejores, ser odiado por lo peores e incomprendido por muchos
Tenía muchos conocidos, y menos amigos que lo eran a toda prueba
Claro, como ser humano tuvo sus errores, pero en el balance estoy seguro que fueron más los aciertos
Dejó claro, como siempre lo hizo, cuales eran sus ideas y sus convicciones y por tanto, pidió que en cuanto dejara de respirar hiciéramos lo necesario para cremarlo de inmediato, una misa y a seguir la vida, porque la muerte, decía, solo es el último paso de la vida misma. “Para morir nacimos”
No quiso flores, ni lutos y mucho menos llanto. Argumentaba que la muerte solo era el fin de una etapa y el principio de otra mucho mejor y reconfortante
Seguro hoy estará con su madre Eva y con su padre Santiago a quienes tanto extrañaba
A mi no me queda más que decir lo mucho que aprendí de él, lo mucho que lo quiero y todo lo que lo voy a extrañar junto con mis hermanos
Como nos educó en el disentimiento, algunas veces no estuve de acuerdo del todo con él, como lo fue su negativa última de ponerse una sonda en el estómago para poder alimentarlo. Lo discutimos una y otra y otra vez, hasta que me dijo, enérgicamente, que primero me la pusiera yo, cuando es evidente, que con alimentación no tengo problemas
Así fue, y así será hasta siempre.
Y ahora, el agradecimiento, que va para tantas personas que acudieron a misa en un día tan complicado como es el 24 de diciembre. Para quienes me llamaron, me enviaron mensajes, escribieron en su columna diaria o fueron a buscarme.
También para el amigo que, ante la negativa de verlo como quedó y queriendo recordarlo como era, firmó los papeles de reconocimiento del cuerpo. Igual para aquellos que me acompañaron a recoger sus cenizas, para quienes me ayudaron con la misa y para quien mandó decir misas en su nombre; es decir, para todos.
No podría mencionar a tantos, por temor a ser injusto en el olvido y por eso solo lo hago en el recuerdo, que es el mismo que comparto de la vida de mi padre
Gracias a todos

2 comentarios:

  1. Un abrazo, Bequer, desde aquí.
    Es hasta hoy que leo este blog de Sylvia que me entero de esta noticia.

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  2. Un abrazo, Bequer, desde aquí.
    Es hasta hoy que leo este blog de Sylvia que me entero de esta noticia.

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