martes, 26 de mayo de 2009

A Sylvia, con cariño.


Amiga, esta bicicleta viene desde el sur de tu infancia para aquellos días del verano cuando esperabas la añorada y no llegaba. Y sonreías ante la promesa de tu padre de traértela el próximo verano cuando por fin llegaría. Entonces guardabas tus anhelos en una caja abajo de la almohada y te dormías tranquila, anhelando el próximo verano. Soñabas con esa bicicleta pony con rayos de aluminio yendo con ella en la calle, rodando la bicicleta que alternativamente era azul, roja, de pronto rosa y circulabas entre los naranjos y las calles con el olor de azahar, a alta velocidad mientras dejabas que tu cabello volara dejando a un lado los días de escuela y te internabas en la alegría de las vacaciones con las ruedas de la ilusión que te perseguía cada año en la promesa de la espera, y tu camino se hacia largo en las banquetas. ¡Mírala! llega por fin para darte luces nuevas que te hagan olvidar la espesura de los días para esa niña que sigue aguardando la promesa que no se concreto porque la bicicleta paso tan lenta por la velocidad de tu corazón que no te permitió llegar a esa alegría. La bicicleta es la vida sobre dos ruedas, es tu vida que transcurre cuando estas en movimiento y sigues sin caer, impávida avanzando, esa vida amiga que siempre te ha pertenecido y esta bicicleta que ahora te pertenece para siempre.


Gab Martinez

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