Luchadora social, i
ntegrante del Taller de Gráfica  Popular (TGP), la escultora, grabadora y dibujante  estadunidense-mexicana Elizabeth Catlett (Washington, DC, 1915), murió  el pasado lunes a las 14 horas en Cuernavaca, ciudad donde radicó desde  1976, en vísperas de su cumpleaños 98 que se celebraría el 15 de abril.
Catlett arribó a México en 1946. Casada con el grabador Francisco Mora,  dueña de una obra figurativa, de acuerdo con la crítica de arte Raquel  Tibol, entre sus aportes resalta haber conservado en México una imagen,  sobre todo en escultura, pero también en gráfica y dibujo, de la  comunidad afronorteamericana. Su esencia humana estaba referida al grupo  al que pertenecía. Además, la fidelidad a la profesión, y trabajar  hasta una edad muy avanzada. Fue distinguida con el 2003 Lifetime  Achievement in Contemporary Sculpture Award (Premio a su trayectoria en  la escultura contemporánea 2003).
Catlett estudió dibujo, grabado y diseño en la Universidad de Howard. En  ocasi
ón de una entrevista con La Jornada (30/10/02), la artista  manifestó: Jamás he buscado fortuna ni fama. Siempre he trabajado para  llevar algo de arte al pueblo negro en Estados Unidos. Por eso, su  búsqueda consistía en que las personas negras me entiendan.
De joven impartía clases de historia del arte con muy poco material  gráfico en una universidad de Nueva Orléans, cuando llegó una  retrospectiva de Picasso, exposición que había visto en Chicago. Pero la  muestra estaba en un museo ubicado en City Park, que no permitía la  entrada a negros. Entonces, Catlett arregló con un maestro blanco de  otra universidad para llevar a los estudiantes un lunes, cuando el  recinto estaba cerrado, y en camión, para que no pisáramos el terreno de  City Park.
Se sorprendió al darse cuenta de que sus alumnos nunca habían estado en  un museo de arte: Pensé que debía tratar de abrir los museos para la  población negra.
Esta “gran litógrafa y gran escultora, sobre todo en madera –recuerda  Tibol– como se naturalizó mexicana y militaba abiertamente en el TGP  –era una persona de izquierda en México–, entonces, le prohibieron la  entrada a Estados Unidos durante 10 años. Hasta que su madre se enfermó  gravemente la dejaron entrar”.
Su regreso al país natal constituyó un acontecimiento. Una galería  vendió obra suya con mucho éxito en Estados Unidos, apunta Tibol. Debido  a los éxitos “en la comunidad afronorteamericana organizar
on una  exposición itinerante que también incluyó el Museo de Arte Moderno  (MAM). Fue en la época que Teresa del Conde era la directora. Se firmó  el contrato y cuando ya venía la exposición dispuesta para México, Del  Conde dijo siempre no, porque Betty Catlett no es para el MAM. Ese fue  un detalle dramático (entre comillas).
Elizabeth Catlett, en imagen de 2005, en Santa Bárbara, CaliforniaFoto Ap
“Otro fue cuando Felguérez y el grupo hicieron la lucha para introducir  en la Escuela Nacional de Artes Plásticas el nuevo programa en pro de la  escultura abstracta. Ella siempre fue figurativa, llevaba 12 años de  maestra y decidió renunciar, mientras que Celia Calderón, en vez de  renunciar, se pegó un tiro en el salón de clases por el mismo motivo.  Entonces, se dedicó plenamente a su obra y tuvo una enorme resonancia en  Estados Unidos, inclusive, le editaron un libro de lujo (Elizabeth  Catlett: una artista americana en México, 2000, de Melanie Anne Herzog)  Le llamaban de las universidades para que diera pláticas”.
Nieta de esclavos
Raquel Tibol también se refiere a la litografía Niña madre, de David  Alfaro Siqueiros: Primero, Hugo Brehme hizo una fotografía, de la que  Siqueiros hizo una pintura. Cuando quiso pasar la obra a litografía  llamó a Betty Catlett, Siqueiros sólo la firmó.
Según el jazzista Francisco Mora Catlett, uno de los tres hijos (otro es  el cineasta Juan Mora), que procreó la fallecida artista, su madre es  “la figura más relevante en estos momentos en el arte determinado  afroamericano en Estados Unidos.
“Siempre trabajaba en algo nuevo –continúa en entrevista–. Apenas el  domingo pasado el New York Times publicó un artículo sobre ella.  Actualmente, tiene una exposición en Baton Rouge, Lousiana”. Sin  embargo, quedó pendiente la invitación de la señora Michelle Obama para  la Casa Blanca, porque las señoras Clinton y Bush la invitaron.
Mora Catlett recuerda que su madre siempre empezaba sus entrevistas al  decir, soy nieta de esclavos negros en Estados Unidos. No obstante, “amó  mucho al pueblo mexicano. Su casa en Cuernavaca es testimonio de su  trabajo, de su humanismo, de su amor universal, diría, porque no es  tanto el pueblo negro de Estados Unidos o el pueblo mexicano: es el ser  humano básicamente.
Ella puede ser reclamada por ambos pueblos y por la humanidad en general.
Las cenizas de Elizabeth Catlett, cuyo cuerpo será cremado hoy, se quedarán en Cuernavaca, informa su hijo.
miércoles, 4 de abril de 2012
Murió la escultora mexico-estadounidense Elizabeth Catlett; llevó el arte al pueblo negro de EU
La Jornada  04 ABRIL 2012               
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