Cannes 2012 está tomado por un puñado de cineastas hispanoamericanos, en un edición triste para el cine español
Gregorio Belinchón Madrid 25 MAY 2012 EL PAIS
A pesar de que ayer Aquí y allá, película de producción y director español –Antonio Méndez Esparza- y rodada en México ganara la Semana de la Crítica, Cannes
no ha dado mucha cancha al cine español en esta edición. En cambio,
países como Brasil, México y Colombia han dado una sensación de fuerza
tanto en sus proyecciones como, sobre todo, en el mercado. Si ha habido
una fiesta cinéfila fuerte –es decir, fuera de los eventos patrocinados
por marcas- este año ha sido la del pasado martes de Brasil, a la que
convocaban desde el mismo departamento de prensa del certamen. Y ese
mismo país ha dado muestras de su crecimiento en otros detalles: Carlos
Diegues, el productor brasileño, preside el jurado de la Cámara de Oro.
Walter Salles presentó a concurso En el camino. Y en el Mercado
daban una sensación de fuerza, de haber sabido encontrar su camino, que
incluye estratégicas alianzas con la producción francesa. Un detalle:
en la entrada principal del Mercado hay una columna que desde hace años
usaba el cine español para anunciar sus títulos. Este año la columna era
brasileña.
Argentina tampoco se ha quedado atrás. “Supongo que es cíclico, que hay épocas”, aseguraba Pablo Trapero, cuyo Elefante blanco ha elevado mucho el nivel de una triste Una cierta mirada. Su título rozó entrar en la sección Oficial,
y visto el concurso, no se entiende su ausencia. “Hay algo muy
importante, que no sé si ocurre en otros países, y es que en Argentina
hay mucha cinefilia, más gente atenta a hacer cine que al circo de los
festivales. Discutimos mucho viendo películas. Sospecho que nuestro
histórico amor por el cine tiene que ver. A nuestro favor está esa
pasión y que defendemos nuestras historias, y apoyarnos, producirnos
unos a otros. Es hacer cine más allá que dirigir”, asegura Trapero. Infancia clandestina, de Benjamín Ávila, que participaba en la Quincena de Realizadores,
contaba la historia de una familia de los guerrilleros montoneros, que
vive clandestina en el Buenos Aires de 1979. Y parte de su metraje está
realizado en animación. “Creo que otro acierto argentino es su variedad
de estilos”, explica Ávila, quien como Trapero apuesta por las historias
propias, que “el público universal acabará llevando a sus propios
sentimientos”. Pablo Trapero, por cierto, es uno de los siete directores
de 7 días en La Habana, en la que también participan Juan Carlos Tabío, el español Julio Medem, y el francoargentino Gaspar Noé.
Ellos no estaban solos. Fuera de Concurso en la sección Oficial estaba Villegas, de Gonzalo Tobal. En la Quincena de realizadores se proyectó la coproducción argentino-uruguaya, 3, de Pablo Stoll; y en la Semana de la Crítica, Los salvajes, de Alejandro Fadel. Y todos han dejado buen sabor de boca.
México tenía a concurso Post tenebras lux, de Carlos
Reygadas. Con su cuarta película ya ha estado en Cannes en tres
ocasiones un cineasta que va por libre en el cine actual, pero que
refleja la amplitud de su cinematografía: si Iñárritu, Cuarón y Del Toro
ruedan en Hollywood, la generación posterior no se ha quedado atrás.
“Me da mucha risa todo eso de México busca la Palma de Oro, que busca
México un oro en Cannes. No son así las cosas. Ese no es el objetivo. Si
fuera así, sería un boxeador o algo parecido”, comentó en Cannes
Reygadas. En la sección Una cierta mirada, estaba Después de Lucía, de Michel Franco; y en la Quincena de realizadores se ha visto Fogo, de Yulene Olaizola.
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