La letra desobediente
Braulio Peralta
2012-06-11
1. Andrés Manuel López Obrador se pronunció contra el asesinato
de la transexual Agnes Torres, en Puebla, y se retrató con una bandera
gay en un evento político.
2. Enrique Peña Nieto confesó su respeto a las minorías sexuales en Tercer Grado, pero no dijo nada del profesor gay, exiliado en Canadá, que lo acusó de violentar sus derechos humanos en un reportaje de Denise Maerker, en Televisa.
3. Josefina Vázquez Mota es diferente. Ella calla y otorga vejación de derechos humanos a los gays.
Señales políticas para que la comunidad homosexual reflexione su voto en las elecciones presidenciales.
Políticos que no convencen:
1. Andrés Manuel López Obrador, como jefe de Gobierno del Distrito Federal, no hizo casi nada por los gays —como sí actuó Marcelo Ebrard con los matrimonios y derechos de adopción, a pesar de las presiones de la Iglesia católica (AMLO pretendía someter a plebiscito la decisión cuando la constitución aclara que todos somos iguales ante la ley).
2. El PRI, en la Coahuila de Humberto Moreira, no hace una ley, pero reforma el código civil para reconocer parejas del mismo sexo (eso cuando el DF de Beatriz Paredes nada hace por la comunidad, por ejemplo).
3. El PAN, contra los derechos de los gays, del lado de su Iglesia.
La izquierda democrática ha estado cerca de los derechos gays. Pero una izquierda arcaica, muchas veces, los ha sometido a bajezas inquisitoriales (la antigua URSS, la Cuba de Fidel Castro, con todo y sus procesos de cambio). Hay avances, sí, pero son los gays quienes los exigen. Los políticos de avanzada deben tomar la delantera. ¿O se lo dejarán al PRI?
México es un desastre en derechos humanos: para indígenas, campesinos, mujeres, niños… La lista es escandalosa. Se denuncia en los medios diariamente y, excepcionalmente, para homosexuales golpeados, discriminados, vejados, asesinados. Está cambiando el panorama, pero falta una política de Estado que impida la lapidación contra una comunidad que poco se atiende. Eso debieran pensar los asesores, cercanos de los candidatos presidenciales; insistir en que el voto de los gays SÍ cuenta a la hora de una elección.
Si Andrés Manuel López Obrador lo comprendiera, no le hubiera pasado lo de 2006. Ojalá esté a tiempo de modernizar su postura. Igual, de todas formas, con todo y sus errores, votaré por la izquierda. No veo otra opción.
2. Enrique Peña Nieto confesó su respeto a las minorías sexuales en Tercer Grado, pero no dijo nada del profesor gay, exiliado en Canadá, que lo acusó de violentar sus derechos humanos en un reportaje de Denise Maerker, en Televisa.
3. Josefina Vázquez Mota es diferente. Ella calla y otorga vejación de derechos humanos a los gays.
Señales políticas para que la comunidad homosexual reflexione su voto en las elecciones presidenciales.
Políticos que no convencen:
1. Andrés Manuel López Obrador, como jefe de Gobierno del Distrito Federal, no hizo casi nada por los gays —como sí actuó Marcelo Ebrard con los matrimonios y derechos de adopción, a pesar de las presiones de la Iglesia católica (AMLO pretendía someter a plebiscito la decisión cuando la constitución aclara que todos somos iguales ante la ley).
2. El PRI, en la Coahuila de Humberto Moreira, no hace una ley, pero reforma el código civil para reconocer parejas del mismo sexo (eso cuando el DF de Beatriz Paredes nada hace por la comunidad, por ejemplo).
3. El PAN, contra los derechos de los gays, del lado de su Iglesia.
La izquierda democrática ha estado cerca de los derechos gays. Pero una izquierda arcaica, muchas veces, los ha sometido a bajezas inquisitoriales (la antigua URSS, la Cuba de Fidel Castro, con todo y sus procesos de cambio). Hay avances, sí, pero son los gays quienes los exigen. Los políticos de avanzada deben tomar la delantera. ¿O se lo dejarán al PRI?
México es un desastre en derechos humanos: para indígenas, campesinos, mujeres, niños… La lista es escandalosa. Se denuncia en los medios diariamente y, excepcionalmente, para homosexuales golpeados, discriminados, vejados, asesinados. Está cambiando el panorama, pero falta una política de Estado que impida la lapidación contra una comunidad que poco se atiende. Eso debieran pensar los asesores, cercanos de los candidatos presidenciales; insistir en que el voto de los gays SÍ cuenta a la hora de una elección.
Si Andrés Manuel López Obrador lo comprendiera, no le hubiera pasado lo de 2006. Ojalá esté a tiempo de modernizar su postura. Igual, de todas formas, con todo y sus errores, votaré por la izquierda. No veo otra opción.
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