jueves, 27 de septiembre de 2012

Presentan informe de personas sobrevivientes a la trata y explotación laboral

Marisol Flores-Pamela López
México DF, septiembre 26 de 2012.
Originaria de la Sierra Norte de Puebla, Florencia Molina, quien fuera víctima de trata y explotación laboral en California y Nueva York, se define como “sobreviviente” de estas prácticas. ¡No quiero ser presentada como víctima, estoy en pie de lucha!, exclamó durante la presentación del informe Caminando hacia el norte: el papel del género, la pobreza y la violencia en la trata de personas de México hacia Estados Unidos.
 
El reporte elaborado por la organización The Sex Workers Project at the Urban Justice Center, recoge 37 casos de personas, entre ellas Florencia, que fueron víctimas de la trata de personas en Nueva York. Dos mujeres transgénero, un hombre y 34 mujeres quienes fueron insertados en el comercio sexual u obligados a trabajar en condiciones de explotación económicas y laborales.
 
“La trata y explotación la padecen por igual hombres, mujeres, adolescentes, niños y niñas, y no distingue clases sociales”, dijo Florencia, madre de tres niños y quien tras la muerte de su pequeña ocasionada por no poder pagar los medicamentos requeridos para el padecimiento de las vías respiratorias, decidió viajar a Estados Unidos luego de que en 2002 la maestra de corte y confección de su comunidad le ofreció contactarla con un “coyote”. “No tenía trabajo, ni oportunidades, no deseaba ver morir a mis hijos por no poder pagar un tratamiento médico, así que me fui”.
 
La ahora activista relató que “todo fue muy rápido”, entregó su acta de nacimiento y su credencial de elector a quien la contactaría con el “coyote”. Viajó de la Ciudad de México a Tijuana y al llegar a Los Ángeles, California, estuvo encerrada 40 días en un taller de costura. “No me permitían hacer llamadas, había violencia psicológica y física, me abofeteaban y me decían que un perro tenía más derechos que yo, y era verdad, no tenía papeles, no existía y si desaparecía o me mataban nadie sabría de mi”.
 
Su tratante, una mujer también originaria de su comunidad la obligaba a laborar hasta 12 horas diarias, le decía que en caso de no hacerlo sus hijos y su madre pagarían las consecuencias. “Un día le pedí permiso para ir a la iglesia y me escapé a Nueva York, luego me enteré que una organización de Los Ángeles rescató al resto de mis compañeros”.
 
Posteriormente denunció a su victimaria pero en ese año la justicia estadounidense aún no tipificaba como un delito a la trata y únicamente la sancionó con arresto domiciliario y una multa de 75 mil dólares.
 
Actualmente, Molina forma parte de la organización Coalition To Abolish Slavery & Trafficking (CASTS), formada en 2004 e integrada por 25 personas provenientes de Filipinas, Etiopía, Nigeria, Indonesia, Guatemala, México, Rusia, Corea y Ucrania.
 
El informe de la organización Sex Workers Project at the Urban Justice Center reveló que en la mayoría de los casos las condiciones de violencia y pobreza son factores determinantes para caer en las redes de tratantes. En todos los casos registrados las víctimas conocieron a sus tratantes por medio de amigos, familiares o parejas. El documento revela que 34 de los casos pertenecen a mexicanas y tres a centroamericanas.
 
Melissa Ditmore, una de las autoras del informe, mencionó que del total de las víctimas de trata y explotación laboral, 46 por ciento son forzadas a trabajos de largas jornadas donde no existen derechos laborales, tales son los casos de las empleadas domésticas, de quienes se desempeñan en las minas, maquiladoras, o como masajistas, hay quienes son obligadas a mendigar y robar, en tanto que otro 46 por ciento son explotadas de manera sexual y el resto es una combinación de ambas.
 
Entre las recomendaciones hechas por la organización a los gobiernos mexicano y estadounidense destaca investigar la trata de personas, apoyar a las asociaciones civiles, y generar mecanismos que permitan a la víctima reunirse con sus familiares.
 
Los activistas insistieron en eliminar el requisito impuesto a las víctimas de cooperar con las autoridades de seguridad pública para permanecer legalmente en Estados Unidos. Pidieron derogar el programa de comunidades seguras inmerso en la disposición 287 Inciso G de la Ley Nacional e Inmigración de Estados Unidos que prevé la deportación de las víctimas de trata.
 
Por su parte, Gretchen Kuhner del Instituto para las Mujeres en la Migración, aseveró que de acuerdo a un sondeo se sabe que el endurecimiento en las políticas migratorias de Estados Unidos ha ocasionado la disminución en el número de denuncias “por el temor que sienten las víctimas de ser deportadas”.
 
A la presentación del informe acudió Emilio Muñoz, representante del “Centro Fray Julián Garcés” Derechos Humanos y Desarrollo Local, con trabajo en la prevención de la trata de personas en las zona de Tlaxcala y Puebla.
 
Tomado de: http://www.notiese.org
 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Entrada destacada

 Poesía Palabras para descifrar el laberinto del silencio.  Sylvia Manríquez