martes, 30 de julio de 2013

Tutu y la ONU

La letra desobediente / Braulio Peralta

Para Desmond Tutu, apartheid y homofobia tienen igual nivel de segregación. “Yo no adoraría a un Dios homofóbico”, dijo el sacerdote premio Nobel de la Paz ante la campaña de Naciones Unidas, “Libres e iguales”, por los derechos homosexuales. Tutu vive en África, donde millones de personas mueren por sida: niñas, mujeres, hombres heterosexuales y gays que fallecen sin que casi nadie voltee a verlos. Por ellos, Tutu trabaja en la lucha contra este padecimiento.
“Si permaneces neutral en situaciones de justicia, has elegido el lado del opresor”, ha escrito el sacerdote africano. Mirar África y Rusia va a ser importante los próximos años por la discriminación contra los gays. En 38 países de África se criminaliza la homosexualidad. En Rusia las leyes prohíben los derechos y manifestaciones a favor de homosexuales. En redes sociales vemos la homofobia rusa: un adolescente gay de 17 años es rociado con orines por otros muchachos. Vejación sin protección legal.
La campaña de las Naciones Unidas no es gratuita cuando conocemos la situación de gays en la región árabe, en países de Oceanía, y la parte occidental permisible que persiste en sus crímenes de odio por homofobia. Eso, frente a algunas naciones que empiezan a corregir sus constituciones y reglamentos civiles a fin de terminar con la discriminación de un sector minoritario en su diversidad sexual y darle acceso al matrimonio y la adopción de hijos. Una lucha interminable.
Pero algo ha cambiado el mundo. Antes, las luchas contra la diversidad sexual las llevaban a cabo los movimientos homosexuales, desde los márgenes. Hoy son instituciones internacionales y gobiernos que se preocupan por los derechos humanos, por fin, de lesbianas y gays. Presidentes como Barack Obama, que habla de sus amigos gay y sus derechos inalienables, o del ex presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, al aprobar en 2005 las bodas entre parejas del mismo sexo. Dijo:
“Todos los conocemos: son compañeros de trabajo, amigos o algún familiar gay a los que les hemos negado los mismos derechos de los heterosexuales: casarse, tener hijos y legalizar su situación para que gocen de las prerrogativas que la ley otorga a todo ciudadano…”
Ya es impostergable que Enrique Peña Nieto —y La Gaviota— se pronuncien al respecto.
Figuras como Desmond Tutu hacen falta para la batalla mundial contra la discriminación de gays.
@Braulio_Peralta

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Entrada destacada

 Poesía Palabras para descifrar el laberinto del silencio.  Sylvia Manríquez