La pianista y superviviente al exterminio nazi más longeva del mundo murió en 2014 en Londres a los 110 años de edad.
24.02.14 - 08:44 -
MIRIAM COS |
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"Tocaba Chopin mientras ellos enviaban a mi familia a la muerte", relataba hace tiempo Alice Herz-Sommer, la pianista y superviviente del nazismo más longeva del mundo, a un rotativo británico. Su vida no fue fácil, pero el optimismo y el amor por la música hicieron que uno de los más crueles pasajes de la historia mundial, el Holocausto nazi, no acabase con ella. Tras 110 años de experiencia y supervivencia, Sommer moría en Londres después de una vida plena en la que vió marcharse a todas las personas que la rodeaban, incluido su hijo.
"El secreto de mi vida es el optimismo, y mirar el lado bueno de las cosas", explicaba Sommer en una entrevista para Bernard Hiller, un conocido actor, escritor y coach americano. Pese a su edad, algo en ella hacía percibir que seguía siendo joven, y es que hasta el último instante de su vida se aferró a la música, con la que seguía conviviendo a través de su piano. Protagonista de un libro, 'El mundo de Alice', y de un documental que este año ganó el premio Oscar, 'The Lady in Number 6: Music Saved My Life', Sommer pasó por su longeva vida dejando una gran mella en la historia.
Supervivencia a través del arte
Alice Herz-Sommer nació en Checoslovaquia en 1903. Procedente de una familia de intelectuales que contaba con amigos como el famosísimo escritor Franz Kafka, mostró su talento por la música desde muy pequeña. Con cuatro años ya tocaba el piano, aunque ni ella ni su familia imaginarían que ese amor por la música le salvaría la vida. En 1939, Hitler invadiría Checoslovaquia enviando a cada judío a los temidos campos de concentración. Sommer, casada y con un hijo, pudo atrasar ese fatídico momento gracias a un vecino, soldado nazi, que estaba maravillado con su música. No correría la misma suerte su madre, a la que no volvería a ver jamás.
En 1943 su terrible destino la encontraría. La pianista, junto a su marido y su hijo Raphael, sería enviados al campo de concentración de Terezin, un lugar al que según el propio Hitler se mandaba a los artistas para poder "preservarlos" tras la guerra. Una cruel mentira, ya que de los 156.000 judíos que estuvieron presos allí, apenas sobrevivieron 17.500. Entre más de 15.000 niños internados, tan solo sobrevivieron 93, entre ellos Rafi, hijo de Alice. No así su marido, que fue enviado a Auschwitz, para acabar muriendo en Dachau. Pese a todo, Sommer consiguió conquistar el frío y duro corazón de los soldados alemanes, que cada noche acudían a escucharla tocar.
Una vida tras el dolor
En 1945, Sommer y su hijo serían liberados de los terribles barracones del campo de concentración para mudarse a Israel, donde la pianista pudo ver como su hijo se labraba una carrera en lo que tanto amaba a través de su violonchelo, y al que siguió en 1985 al trasladarse a Londres. Y pese a que tuvo que ver como toda su familia desaparecía lentamente, incluido su Raphael, que murió con 65 años, Sommer no perdió ni un momento su sonrisa y su optimismo. "La vida es bella, Tienes que estar contento de poder admirarla. Debemos estar agradecidos por estar vivos. En cualquier parte que mires hay belleza".
Fuente: http://www.elcorreo.com/vizcaya/20140224/mas-actualidad/cultura/fallece-alice-herz-sommer-201402240844.html
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