lunes, 22 de febrero de 2016

Canciones de soledad para no estar tan solo II. Abigael Bohórquez.

Canciones de soledad para no estar tan solo

II


Y digo entonces
para no estar tan solo,
que ésta es mi voz,
no otra;
la que se duerme en ti:
soledad en mi casa
de terrestre ceniza y flor remota;
y desde ti me nombro
puerta quemada, ojo
que el amor se ha comido,
topacio de la oscura violencia,
mordedura del hombre donde, acaso,
estuvo alguna vez el paraíso.
Y digo entonces que no es
mi voz;
que es otra: ésta;
porque pensar en ti
es un poco pensar en todo
lo que ha precedido,
en todo lo que vendrá después
y en lo que no será nunca
y estoy triste
por todo esto demasiado tarde
o demasiado temprano;
y digo que estaré esperando,
aún sin esperanzas,
de regreso de todo,
hasta de ti,
aunque ni a ti te importe
y no escuches.

Salí a reconocerme por la ciudad
y me encontré de pronto, convocado,
vuelto a punta de pies hasta mi origen,
—puedes vestirte ya—,
náufrago de mi niñez;
—muerte, desentúmete un poco—
y acabo de dejarte,
y te has ido de nuevo,
y digo entonces
que no es ésta mi voz,
que es otra,
la que tú te llevaste,
la que tienes
y heme ahora, aquí,
preguntando para qué soy,
para qué sirvo,
para qué la poesía,
qué cumplo,
preguntando:
cómo es mi voz, dónde,
dónde tú, en cuál lugar,
dónde el amor, con quién,
qué caso tiene el amor
y nadie…
nadie…
y desnudo y pequeño y regresado
me abro
a llorar

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