… y heme ahora, aquí,
preguntando para qué soy,
para qué sirvo,
para qué la poesía,
qué cumplo …
Abigael Bohórquez
Sylvia
Manriquez
Conocí al poeta Raymundo Frausto en Álamos, Sonora, lugar
al que ambos arribamos a la cita con Abigael, él para mostrarnos al poeta en su
dimensión humana. Después del espectáculo teatral biográfico que ofrecieron
Gerardo Bustamante y Frausto, la emoción embargó los ojos, los oídos, el
espacio. En este marco Raymundo compartió su sentir sobre el poeta sonorense.
- Es un honor venir a mostrar un trabajo como el de
Abigael; es una obligación para mí, ya que fue mi gran maestro y mejor amigo.
-¿Cómo conoció a Abigael?
- Lo conocí una ocasión que me pidieron hojas para
imprimir un periódico que él hacía, se llamaba Estos. Regalé las hojas con la condición de que me entregaran el
poema que escribiría una persona que yo no conocía. Cuando me entregaron el
poema y ví Llanto por la muerte de un
perro, me maravilló. Quise conocerlo y la vida me dio esa oportunidad y de
entrar a su grupo de poesía coral y teatro. Fue un momento importante en mi
vida.
-¿Dónde fue?
- En el Distrito Federal, en la Sala de Arte OPIC (Organismo de Promoción Internacional de
Cultura de la Secretaría de Relaciones Exteriores) de la que él era director.
-Ahora que ve a Abigael en
la distancia del tiempo ¿le parece que es recordado como merece?
- No es recordado como
merece. ¿Cómo es posible que en Sonora en veinte años no hayan hecho nada y venga
una persona del Distrito Federal a ponerles la muestra y el ejemplo con tres
libros publicados? Ahora, a veinte años de su muerte todos quieren hacer
homenaje y se dicen grandes amigos de Bohórquez. Es una lástima que apenas
ahorita estén descubriendo al gran poeta que es Abigael Bohórquez.
- Sí. De esa manera, con
esa poesía erótica que tiene, que pocas personas se animan a decir, por miedo o por lo que usted
guste. Todo mundo le ha hecho homenaje pero con los poemas más representativos,
de este tipo de poesía no, no se atreven. Hay que poner a Abigael así como él
era, como le hubiese gustado, nada de solemnidades, él así era.
-¿Usted cómo recuerda a
Abigael, como lo lleva en su corazón?
- Es un gran ejemplo, me
dio lo que soy hoy y le vivo eternamente agradecido. Ahora mi obligación es
divulgar su poesía y su teatro. Ojalá venga con más frecuencia aquí a Sonora a
mostrar otros trabajos que estamos preparando.
-En la presentación que
recién hicieron, había adolescentes como espectadores, ¿eso es bueno?
- Por supuesto, los
jóvenes deben de comenzar a conocer al poeta.
-Estoy segura que después
de esto no se les olvidará y buscarán su poesía. Le agradezco eso, que nos deje
el gusto por la poesía de Abigael.
- Tienen que conocerlo, leerlo y divulgarlo.
-En eso somos cómplices.
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