miércoles, 6 de abril de 2016

La Letra Desobediente: Seropositivos

Braulio Peralta
Milenio.com
04/04/2016

Lo ves y no lo crees. Dos amigos, con naturalidad ponen en la mesa el coctel de pastillas que deben tomar cada desayuno y cena para contener el VIH en su cuerpo e impedir que el sida se manifieste en alguna de las enfermedades que podrían acabar con sus vidas. Lo ves y te estremeces porque recuerdas la década de los 80, la más cruel al llevar a la tumba a tanta gente porque no existían medicamentos eficaces. Lo ves y recuerdas la lista de amigos que ya no están en tu vida, homosexuales —y una heterosexual—. ¡Qué década la de los 80!
Hay alrededor de 37 millones de personas infectadas con el virus, hasta 2014 (OMS). Un dato que no dice nada si no conoces a las personas que lo padecen todos los días, que no tienen seguro social para los medicamentos —muy caros hasta la fecha, entre siete y 10 mil pesos mensuales para toda la vida—. Que no tienen apoyo social y psicológico porque tener un padecimiento así implica jugar todos los días con los estados de ánimo. Que a nadie le hace gracia tener un amigo o hermano o pareja con esas características, por estigma, prejuicio o, en el caso de que sea gay, simple homofobia.
Se les dice seropositivos a los que tienen el VIH —un virus que infecta las células del sistema inmunitario del cuerpo y deja indefensas a las personas para contraer cualquier tipo de infección o enfermedad, que puede conducirlos a la muerte—. Si la década de los 80 fue la muerte de muchos seropositivos, desde los 90 ha cambiado el panorama para los que lograron que la ciencia avanzara y se lograran mejores resultados, aunque la vacuna aun no existe. O sí, pero la industria químico farmacéutica hace negocios, no salud...
Observas a tus amigos tomando el coctel de antirretrovíricos. Tienen más de 30 años sobreviviendo al virus. Están sanos. Lograron traspasar la década de los 80. No es como tener diabetes o ser hipertenso porque ellos tienen una carga social porque el sida sigue siendo aun un tema donde el prejuicio y la condena de la Iglesia castiga al sexo, causa principal que provoca la infección por VIH. Pero por fortuna la enfermedad provocó campañas de salud para el uso del condón y hoy los jóvenes pueden coger y, además, no embarazar a nadie que no desee tener un hijo. El condón es el instrumento número uno contra el VIH y todo tipo de enfermedades de trasmisión sexual. ¡Perdió la Iglesia!
Agradeces la amistad de tus amigos. Respiras.
¡Adiós a los 80!

braulio.peralta@milenio.com

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