Mercedes es una mujer adulta, me invitó un café que ella
misma coló. En su mesa estaban listas las tazas, el pan y el azúcar, y en su
mente listas las preguntas.
¿Será
cierto lo que dijo un doctor en la radio esta mañana? ¿Qué el Parkinson no se
cura? Entonces comprendí lo que sucedía.
A sus 78 años le cuesta trabajo entender lo que le sucede
a su esposo de 80. Le conforta que él no ha perdido la lucidez, pero le preocupan
sus pasos lentos, su voz baja, que se ahogue cuando come, el cansancio que lo hace
dormir más horas que antes y la depresión.
El Mal de Parkinson afecta la salud de aproximadamente
dos mil sonorenses, según datos compartidos por el Neurólogo Eleazar Valle del
Centro Médico Dr. Ignacio Chávez. Esa cifra significa que dos mil familias se
enfrentan a una enfermedad desconocida de la que aprenden conforme la van
enfrentando.
Dice Mercedes que “perdieron” dos años en los que la
salud de su esposo se fue deteriorando
porque su geriatra no se dio cuenta de la enfermedad, culpando de los síntomas a
la vejez.
En la visita a un nuevo médico se encontraron con el
diagnóstico que les cambió la vida: Mal de Parkinson. Ella comenta que si bien
la terapia y el tratamiento médico le han regresado un poco la movilidad a su
esposo, el especialista les dejó muy
claro que el daño causado por esta enfermedad no es reversible.
La pregunta de Mercedes me hizo pensar en las personas de
las áreas rurales que no tienen fácil acceso a los servicios médicos, con
enfermedades sin diagnosticar por lo que no entra en las estadísticas. Dice el
Dr. Valle que el Mal de Parkinson tiene que ver con el estilo de vida
sonorense, principalmente alimentación, gusto por las bebidas alcohólicas y
sedentarismo; que puede heredarse sí en la familia hay antecesores que la
padezcan y que existe un tipo de Parkinson sin temblores que tarda más en
diagnosticarse porque se confunden los síntomas con otros padecimientos.
Mercedes y yo concluimos que en Sonora falta
investigación sobre el Mal de Parkinson. Faltan iniciativas que promuevan el
conocimiento de los síntomas, efectos de los tratamientos y expectativa de vida.
Se necesita urgentemente fomentar la creación de grupos de autoayuda, en los
que gente como Mercedes puedan aprender y compartir con otras familias
afectadas por el Mal de Parkinson, como sobrellevarlo y sobrevivir en este
nuevo y desgastante estilo de vida.
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