viernes, 29 de abril de 2016

Parkinson: terreno por descubrir

 Sylvia Manriquez

Mercedes es una mujer adulta, me invitó un café que ella misma coló. En su mesa estaban listas las tazas, el pan y el azúcar, y en su mente listas las preguntas.

¿Será cierto lo que dijo un doctor en la radio esta mañana? ¿Qué el Parkinson no se cura? Entonces comprendí lo que sucedía.
A sus 78 años le cuesta trabajo entender lo que le sucede a su esposo de 80. Le conforta que él no ha perdido la lucidez, pero le preocupan sus pasos lentos, su voz baja, que se ahogue cuando come, el cansancio que lo hace dormir más horas que antes y la depresión.
El Mal de Parkinson afecta la salud de aproximadamente dos mil sonorenses, según datos compartidos por el Neurólogo Eleazar Valle del Centro Médico Dr. Ignacio Chávez. Esa cifra significa que dos mil familias se enfrentan a una enfermedad desconocida de la que aprenden conforme la van enfrentando.
Dice Mercedes que “perdieron” dos años en los que la salud de su esposo se  fue deteriorando porque su geriatra no se dio cuenta de la enfermedad, culpando de los síntomas a la vejez.
En la visita a un nuevo médico se encontraron con el diagnóstico que les cambió la vida: Mal de Parkinson. Ella comenta que si bien la terapia y el tratamiento médico le han regresado un poco la movilidad a su esposo, el especialista les dejó  muy claro que el daño causado por esta enfermedad no es reversible. 
La pregunta de Mercedes me hizo pensar en las personas de las áreas rurales que no tienen fácil acceso a los servicios médicos, con enfermedades sin diagnosticar por lo que no entra en las estadísticas. Dice el Dr. Valle que el Mal de Parkinson tiene que ver con el estilo de vida sonorense, principalmente alimentación, gusto por las bebidas alcohólicas y sedentarismo; que puede heredarse sí en la familia hay antecesores que la padezcan y que existe un tipo de Parkinson sin temblores que tarda más en diagnosticarse porque se confunden los síntomas con otros padecimientos.

Mercedes y yo concluimos que en Sonora falta investigación sobre el Mal de Parkinson. Faltan iniciativas que promuevan el conocimiento de los síntomas, efectos de los tratamientos y expectativa de vida. Se necesita urgentemente fomentar la creación de grupos de autoayuda, en los que gente como Mercedes puedan aprender y compartir con otras familias afectadas por el Mal de Parkinson, como sobrellevarlo y sobrevivir en este nuevo y desgastante estilo de vida.

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