Ante todo: ser Mujeres…
Por Sylvia Teresa Manríquez.
Chen Yurong, una madre china de 55 años, quien hizo caminatas de diez kilómetros diarios cerca de su casa, para perder peso con la finalidad de que parte de su hígado pudiera ser trasplantado a su hijo y éste lograra vivir.
En Honduras otra madre, Alejandra Izaguirre, dio a luz a un niño sin ojos. Y aunque ha sido difícil como madre afrontar esta realidad, ha encontrado más soluciones que contratiempos para sacar adelante a su pequeño Gustavo, conviertiendo el amor en el cimiento para sobrellevar situación tan especial.
En México, a una de cada 700 mujeres que dan a luz le toca ser madre de un bebé con Síndrome de Down, apelando a su fortaleza, dedicación, valentía y ternura, para sacar adelante a estos seres especiales, con su educación y cuidados.
Mi abuela, por su parte, no soportó la angustia de criar sola a los hijos tras el abandono de su esposo, y víctima de una severa depresión falleció. Amó tanto a su pareja, que su papel de madre quedo relegado. La discusión radica en: ¿qué tan buenas madres son las mujeres como mi abuela? Porque, es bien sabido que sobrevaloramos el papel de las mujeres que hacen a un lado todo en su vida, incluidas ambiciones, sueños, planes, metas e ilusiones, para vivir el mayor de los logros: ser madres de todos los días.
Esa lista la puede encabezar una abuela, una tía, una prima o una hermana, y hasta una misma, con la posibilidad de enumerar en una larga lista las cualidades excepcionales de cada una de ellas, así como los defectos, pues como mujeres y seres humanos que somos, también los tenemos.
La historia tiene ejemplos de mujeres criticadas, señalada y relegadas, por decidir dar prioridad a sus ambiciones personales, por supuesto, sin hacer a un lado su responsabilidad materna. Por ejemplo: la mujer que en los 60’s afrontó el escarnio de ser madre soltera. O la que en los 70’s fue señalada por usar minifalda a pesar de ser mamá. O la que en los 80’s dejó el cuidado de los hijos a otras mujeres para poder participar en la vida política del país. O la que en los 90’s decidió criar sola a los retoños. Y la que en el nuevo milenio decidió aplazar el momento de gestar una vida para poder antes realizarse como mujer, como ser humano, con planes, sueños, proyectos y muchas cosas por hacer, antes de decidirse a ser madre de todos los días.
Cualquiera que sea la elección de una mujer para ejercer su maternidad, hoy NO se puede ser madre de todos los días y conservar equilibrada la dinámica familiar sin actualizar la capacitación con que se blinda a los hijos, ante la violenta situación que se vive en las calles de este país. Mi madre no tuvo que enseñarme qué hacer en caso de encontrarme en medio de un fuego cruzado o en un retén ilegal, y hoy eso forma parte de la dinámica educativa en el hogar.
Ser madre de todos los días, en nuestros tiempos, conjuga toda la tradición milenaria del Sonora matriarcal, con las ambiciones de autorrealización legítimas de cada mujer.
Ser madre, hoy incluye legar a los que vienen la conciencia de que, además de ser el conducto para la vida, somos, ante todo: MUJERES.
Ser madres de todos los días significa ser mujeres de todos los días. Sin límites, sin cortapisas, sin temores.
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Hay una relacion asombrosa entre el amor de una madre y el perdon. Cuantas cosas como las que mencionas no hace una madre por sus hij@s, desafortunadamente a veces los hij@s no saben (no pueden) corresponder a ese trato amoroso, lo que no obsta (y aqui el asombro) entre que el amor de una madre por esa situacion mengue de manera alguna en el amor al (los) hijo (s).
ResponderBorrarUn abrazo