Por Nahum Megged
... de todo este vendaval humano sólo quedaron
letras que viven papeles que gritan y este diálogo.
R.C.
letras que viven papeles que gritan y este diálogo.
R.C.
Rosario Castellanos sigue siendo, a 34 años de su muerte, la
poeta-escritora-dramaturga-ensayista chiapaneca, uno de los fenómenos
más felices que cruzaron las letras mexicanas. Un ser que dio cabida en
su pluma a lo mágico y a lo lógico. De su bisturí no escaparon los
fenómenos que rodeaban su vida como individuo y como pueblo, mas, al
mismo tiempo, la declamación mágica, el verbo de los ancestros mayas, se
escurrían a través de todos los espacios, haciendo escuchar la voz que
años de conquista y aculturización no pudieron borrar.
En la literatura indigenista resalta generalmente el ser arrodillado o poseedor de una cultura superior. Aparece el “noble salvaje”, aún no deteriorado por la civilización, o el otro, el perseguido y explotado, hijo de la leyenda negra y de la persecución social. R. C. no vio al indio sólo de rodillas, ni deshumanizado como símbolo romántico. En sus cuentos, novelas, poesías y ensayos, aparece otro indígena, denigrado a veces hasta su destrucción, y otras orgulloso de ser lo que es y no la copia del trágico conquistador. Unas veces es un ser que perdió su viejo calendario sin recuperar uno nuevo, y otras es un ser idolatrado y odiado por blancos y ladinos quienes contemplan a este ser-naturaleza con envidia y desprecio. Esclavos ellos de prejuicios, normas y miedos. Mas a la larga captan este mundo mágico con sus credos y mitos, mundo que dejó su huella imborrable en el ser mexicano. R. C. trató de expresar al indio y no de describirlo, así como trató de expresar al blanco y al mestizo, descubriendo la tragedia de todos. No ídolo caído ni diablo atormentado, ni ser infrahumano, el indio respira vida en sus obras.
En la literatura indigenista resalta generalmente el ser arrodillado o poseedor de una cultura superior. Aparece el “noble salvaje”, aún no deteriorado por la civilización, o el otro, el perseguido y explotado, hijo de la leyenda negra y de la persecución social. R. C. no vio al indio sólo de rodillas, ni deshumanizado como símbolo romántico. En sus cuentos, novelas, poesías y ensayos, aparece otro indígena, denigrado a veces hasta su destrucción, y otras orgulloso de ser lo que es y no la copia del trágico conquistador. Unas veces es un ser que perdió su viejo calendario sin recuperar uno nuevo, y otras es un ser idolatrado y odiado por blancos y ladinos quienes contemplan a este ser-naturaleza con envidia y desprecio. Esclavos ellos de prejuicios, normas y miedos. Mas a la larga captan este mundo mágico con sus credos y mitos, mundo que dejó su huella imborrable en el ser mexicano. R. C. trató de expresar al indio y no de describirlo, así como trató de expresar al blanco y al mestizo, descubriendo la tragedia de todos. No ídolo caído ni diablo atormentado, ni ser infrahumano, el indio respira vida en sus obras.
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Rosario Castellanos, nació en México el 25 de mayo de 1925 y murió como embajadora en Israel en 1974. Desde pequeña vivió en Comitán, Chiapas, donde estudió hasta segundo de secundaria. Regresó a la capital a los dieciséis años e ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras para graduarse de maestra en Filosofía en 1950. Viajó a España y visitó algunos países. A su regreso trabajó en el Instituto Mexicano de Ciencias y Arte y dos años después recibió la beca Rockefeller de poesía y ensayo. Más adelante colaboró en diferentes centros y en revistas, periódicos, con cuentos, ensayos, crítica literaria, etcétera.
Nota biográfica
Rosario Castellanos, nació en México el 25 de mayo de 1925 y murió como embajadora en Israel en 1974. Desde pequeña vivió en Comitán, Chiapas, donde estudió hasta segundo de secundaria. Regresó a la capital a los dieciséis años e ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras para graduarse de maestra en Filosofía en 1950. Viajó a España y visitó algunos países. A su regreso trabajó en el Instituto Mexicano de Ciencias y Arte y dos años después recibió la beca Rockefeller de poesía y ensayo. Más adelante colaboró en diferentes centros y en revistas, periódicos, con cuentos, ensayos, crítica literaria, etcétera.
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